PART
E S E G U N D A
HISTORIA COLONIAL DE CENTRO AMÉRICA
C A P Í T U L O
I
ORIGEN DE LOS DESCUBRIMIENTOS AMERICANOS.-
CRISTOBAL COLON
- - -
Reyes de
Portugal que promueven expediciones para descubrimientos de tierras
desconocidas- Primeros lugares que descubren- Bartolomé Díaz y el Cabo de Buena
Esperanza- Nacimiento de Colón- Su familia y educación que recibió- Viajes que
hizo- Naufragio de Colón, y llegada a Portugal- Se casa- Manera de vivir, y
conocimientos que adquiere- Nuevos viajes, y relaciones- Opiniones que
consulta- Se dirige al Rey de Portugal, y fracasa- Envía a Bartolomé a
Inglaterra, Génova y Venecia- Mala suerte del enviado- Colón en España- Trabajos y dilaciones que allí sufre- Logra
firmar un contrato con los Reyes Católicos- Sale la expedición
---
1o. El año de 1385, subió al trono de Portugal
don Juan I, apellidado el Bastardo. El
pequeño reino se hallaba al abrigo de los litigios sostenidos por los españoles
contra los árabes, posesionados de Granada, pero era imposible, sin embargo,
que Portugal se ensanchara, debido al poder vecino de Castilla, que era mayor
que el suyo. No quedó a los portugueses
más camino que lanzarse a los descubrimientos, para los cuales eran aptos por
ese espíritu militar y aventurero que caracterizó a toda Europa durante la Edad
Media. Don Juan organizó algunas
expediciones, entre ellas una con orden de navegar a lo largo de la costa occidental
del África, y otra con el objeto de atacar a los moros establecidos en
Berbería. Tanto una como otra
expedición, tuvieron feliz éxito. En
1418 el Príncipe don Enrique IV, hijo del Rey don Juan, descubrió a Porto
Santo; luego fue descubierta la isla de Madeira; más tarde, entre 1433 y 1437,
se lanzaron osadamente a alta mar, y descubrieron todo el vasto Continente de África,
hasta el río de Senegal, y toda la costa comprendida entre el Cabo Blanco y el
Cabo Verde.
2o.
El Continente Africano, que se estrecha insensiblemente, y se encorva
hacia el Este, confirmando las descripciones de los fenicios, hizo concebir a
los portugueses la esperanza de que, siguiendo el derrotero de aquellos, podía
llegarse a las Indias Orientales, y tal pensamiento ocupó desde esa fecha la
atención de todos los pilotos y matemáticos siendo objeto de expediciones
posteriores. En 1468 Bartolomé Díaz
avanzó atrevidamente, y descubrió el Cabo de Buena Esperanza, no obstante las
tempestades que le sobrevinieron y el hambre que padeció. En esta fiebre de
descubrimientos, la atención universal se fijó toda entera en Cristóbal Colón,
que acababa de descubrir un nuevo Continente, y en la Nación afortunada a quien
cupo la dicha de patrocinar a aquel hombre extraordinario.
3o. Cristóbal Colón nació en Génova por los años
de 1435 a 1436. Esta por lo menos es la
opinión más autorizada hasta el día, sin que haya seguridad completa. No era Colón su verdadero nombre, sino
Colombo, que él latinizó e hizo Columbus, usándolo así por mucho tiempo,
hasta después de su celebridad, en que se llamó Colón, con el fin, al parecer,
de que sus descendientes no se confundieran con los de las ramas laterales de
la misma familia.
4o.
Su padre era Domingo Colombo, fabricante de tejidos de lana, y su madre
se llamaba Susana Fontanarosa. Tuvo dos hermanos, Bartolomé y Diego, y una
hermana que se casó con un hombre oscuro, llamado Diego Bavarello, hecho que
demuestra que la familia no era noble, ni rica.
5o. No pudo recibir una educación verdaderamente
distinguida; pero dio tales pruebas de su esclarecido talento, que su padre, a
pesar de su pobreza, lo envió a Pavía, para que estudiase ciencias en la
Escuela Lombarda. La Geografía fue su
ramo favorito, aunque esta ciencia se encontraba entonces en tal atraso, que lo
único que en ella se conocía era la obra de Ptolomeo, sin que tampoco ningún
marino se hubiera atrevido hasta aquella fecha, a lanzarse a través del Océano,
cuya navegación se creía imposible.
6o. Después de haber hecho sus estudios, volvió
Colón a Génova, y tuvo que dedicarse al oficio de cardador4
que era el de su padre. Así permaneció
hasta el año de 1459, en que Juan de Anjou, duque de Calabria, armó en Génova
una escuadra, para ir a Nápoles a reconquistar la Corona, para su padre el
Conde de Provenza. Muchos aventureros se
alistaron bajo el pabellón de Anjou; y Cristóbal Colón, no pudiendo ya dominarse,
hizo lo mismo. Así empezaron sus viajes,
y pudo aumentar muy considerablemente el caudal de sus conocimientos. Distinguiose bien pronto por su valor,
mereciendo que el Rey de Nápoles le confiase la tan delicada, como peligrosa
misión de apresar una galera en el puerto de Túnez. La historia de su vida desde esa época hasta
1487, es bastante confusa.
7o. Parece que hizo muchos viajes bajo el mando
de su pariente, Colón el Mozo, célebre marino, que fue sobrino de Francisco
Colón, Capitán de los ejércitos navales de Luis XI. La vida del marino en el Mediterráneo, se
componía entonces de viajes atrevidos y empresas temerarias. Una simple expedición comercial, semejaba una
expedición de guerra, y a menudo el buque mercante tenía que sostener recios
combates para cruzar de un puerto a otro.
8o. Hay quien afirme que por los años de 1469 a
1470, mandaba Cristóbal Colón uno de los buques de Colón el Mozo, cuando se
empeñó un terrible combate, en los mares de Portugal, entre la escuadra de este
Almirante, y cuatro galeras venecianas que volvían de Flandes. La carnicería fue espantosa; las dos
escuadras se acercaron, y el buque que mandaba Colón, enredado con otro buque
veneciano, al que habían puesto fuego, y además sujeto por los garfios de
abordaje, no pudo escapar del incendio.
La tripulación entera pereció, no salvándose de aquella espantosa
catástrofe más que un sólo hombre, que luchó primero, sin auxilio alguno, con
las agitadas olas, y que luego, auxiliado de un remo, pudo ganar la tierra a
dos leguas de distancia. Este hombre era
Colón, quien logró salir a las costas de Portugal, nación célebre en aquella
época por sus atrevidos descubrimientos, y por la ciencia y habilidad de sus
navegantes.
9o. La costa en que naufragó Colón distaba poco
de Lisboa, a donde se trasladó en breve, y en donde lo recibieron amistosamente
sus compatriotas. Lisboa era entonces el
foco del renacimiento geográfico.
Reinaba Alfonso V, y vivía aun el Infante don Enrique, Príncipe
generoso, instruido y entusiasta, que había establecido un colegio naval,
erigido un Observatorio en Sagres, y llamado a su rededor a los hombres más
capaces de secundarlo en las atrevidas expediciones que se organizaban bajo su
protección, en pos de nuevos descubrimientos.
Ningún otro lugar del mundo podía tener más atractivos para Colón. Tenía entonces 34 años, y había adquirido ya
una gran experiencia como navegante; y atrevidos designios exaltaban su
imaginación.
10o.
Poco tiempo después contrajo matrimonio en Lisboa con doña Felipa Moñiz de
Palestrello, hija de Bartolomé Caballero, italiano que había sido muy
distinguido entre los navegantes del Príncipe Enrique, y había desempeñado el
cargo de Gobernador de la isla de Porto Santo, después de contribuir a su
colonización. Ya había muerto Bartolomé
Moñiz; y aunque ningunas riquezas dejó a su familia, quedaron en poder de esta
muchos documentos de grande importancia sobre la navegación, documentos que
eran resultado del estudio y de la experiencia de muchos años. Pobres eran Colón y su mujer; pero como no
tenían ambiciones sino de gloria, en medio de su pobreza se consideraban las
criaturas más dichosas del mundo.
11o.
Emprendió después Cristóbal Colón algunos viajes a la costa africana, haciendo
nuevos estudios, y madurando sus proyectos.
Residió una temporada en la isla de Porto Santo, en donde le nació el
primer hijo, a quien llamó Diego. Desde
la costa occidental de África contemplaba el Océano, dejando que su imaginación
avanzase hacia el Occidente, que era el rumbo hacia donde lo impulsaba su
afán. Todas estas circunstancias
contribuyeron poderosamente a acrecentar su entusiasmo, además de que a todas
horas oía hablar de descubrimientos y referir las fábulas de las islas que se
suponía existir en el Océano. Todos
habían buscado el camino de la India, circunnavegando el África; y
Colón quería buscarla, dirigiéndose a Occidente, sin pensar siquiera que había de encontrarse un
Continente desconocido, y ni siquiera imaginado, pues todo lo más que esperaba
era descubrir algunas islas de escasa importancia, que varios navegantes habían
creído ver desde lejos, aunque ello no resultó más que pura ilusión. No había, sin embargo, rumor por absurdo que
pareciese, que Colón no recogiera, tomando nota de cuanto le parecía verosímil
o razonable, y desechando lo demás.
12o. Creía que existían tierras desconocidas en el
Occidente, y afirmaba que el Océano era navegable, y que dirigiéndose hacia el
Poniente, debía llegarse al límite Oriental de la India. Las notas y documentos que dejó, explican
largamente sus teorías. Principian estas estableciendo que la tierra es una
esfera o globo que podía recorrerse alrededor, de Oriente a Occidente, y que
cuando los hombres estaban en puntos opuestos, tenían también en dirección
opuesta los pies y las cabezas. Dividía
la circunferencia del globo, lo mismo que Ptolomeo, en 24 horas de a 15 grados;
y como los portugueses habían llegado hasta las islas Azores, faltaba, según el
cálculo de Colón, para recorrer la circunferencia de la tierra, una tercera
parte, no más, espacio que podía muy bien estar ocupado en gran parte por las
regiones Orientales del Asia, entonces desconocidas, y extenderse hasta
aproximarse a las costas Occidentales de Europa y de África. En este caso, añadía Colón, la extensión del
Océano, de Oriente a Occidente, no debía ser tanta como se suponía. Citaba en su apoyo las opiniones de varios
autores, y especialmente las de Aristóteles, Séneca y Plinio, asegurando que
era posible ir de Cádiz a las Indias en pocos días, así como Estrabón sostiene
que el Océano rodea la tierra y baña en el Oriente las costas de la India, y en
el Occidente las de España y Mauritania, pudiendo navegarse de una de estas
regiones a la otra en el mismo paralelo.
13o. Se ocupa Colón, en sus observaciones, en
enumerar las indicaciones de tierras Occidentales que el mar había traído a las
costas del Antiguo Mundo; y como recogía con avidez todas las noticias por
insignificantes que pareciesen, refiere que Martín Vicente, piloto al servicio del
Rey de Portugal, habíale dicho que navegando a 45 leguas al Oeste del Cabo de
San Vicente, sacó del agua un pedazo de madera entallada, cuyos adornos se
habían trabajado, al parecer, sin instrumentos de hierro. Asimismo menciona los informes que le dieron
algunos habitantes de las islas Azores, relativos a unos troncos de pino muy
grandes, desconocidos en todas las islas y arrojados a sus playas por los
vientos Occidentales; habiendo llegado del mismo modo a la isla de las Flores
dos cadáveres, cuyas facciones se asemejaban muy poco a los de las razas
humanas conocidas. Tenía además la
relación de un marinero del puerto de Santa María, que aseguraba haber visto
tierras al Occidente, viajando para Irlanda.
Todo esto acabó por hacerle creer firmemente, según refiere su hijo
Fernando, que había tierras desconocidas, fértiles y habitadas, en la parte
Occidental del Océano; pero sin duda, la razón más poderosa que obraba en su
ánimo, era la de que la parte más Oriental de Asia no podía estar separada de
las islas Azores, sino la tercera parte a lo sumo, de la circunferencia del
globo, y como esta circunferencia la suponía menor que Ptolomeo, de lo que es
en realidad, deducía que no era largo el viaje para llegar a las costas
Asiáticas, navegando hacia el Occidente.
14o.
Como se ve, había en las deducciones de Colón dos notables errores, el uno en
cuanto a la extensión del territorio Asiático hacia Oriente, y el otro en la
pequeñez que daba al tamaño de la tierra; pero es seguro que sin esos errores,
Colón tal vez no se hubiera atrevido a emprender su proyectado viaje, pues le
habría espantado la sola idea de atravesar el Océano en toda la extensión que
debía suponerle hasta la costa Oriental del Asia, no teniendo, como no tenía
seguridad, de encontrar antes un nuevo Continente, y no habiéndose aún
descubierto las leyes de la gravedad esférica, ni de la gravitación central,
que una vez supuesta la redondez del mundo, hacen evidente la posibilidad de
rodearle. El sentimiento religioso
influyó también mucho para alentarlo en sus dificultades, pues le halagaba la
idea de llevar la luz del cristianismo a las más remotas regiones de la tierra.
15o.
En 1477 había hecho Colón un viaje hasta Islandia, tocando en Porto Santo,
Madeira, Azores y costa de Guinea. De
regreso sostuvo por muchos años correspondencia científica con varios marinos
establecidos en todos los lugares que visitó; y por medio del florentino
Lorenzo Giraldi se puso también en relación con el célebre astrónomo Pablo
Toscanelli de Florencia. A este sometió
Colón su proyecto para descubrir el soñado camino, que según creía debía
conducirlo de las costas Occidentales de Europa, a través del Océano Atlántico,
a las costa Orientales de Asia, que él llamó siempre la India. El docto florentino le contestó
manifestándole que el viaje que trataba de emprender, era mucho más fácil de lo
que se creía, y le envió además una carta de marear, que fue la que sirvió a
Colón en su primer viaje.
16o. Después de dieciocho años de estudios y meditaciones,
Colón, firmemente convencido de su idea trató de llevarla a la práctica. Para esto no solamente era preciso invertir
cuantiosas sumas, sin entera seguridad de no perderlas, sino contar con el
apoyo de un Gobierno, poderoso, a fin de poder tomar posesión, con títulos
imponentes y formales, de los territorios que se descubriesen. Se dirigió con tal motivo al Rey don Juan II
de Portugal, que era el Monarca más bien dispuesto en favor de los
descubrimientos, y quien le escuchó favorablemente; pero hizo reunir un Consejo
de sabios, en el que se discutió si era razonable tratar de llegar a las Indias
por el Oeste, como proponía Colón; o si era mejor proseguir los descubrimientos
en África, que debían conducir al mismo resultado. Cuéntase que Diego Ortiz, Obispo de Ceuta,
combatió con calor a Colón, tachándolo de quimérico y charlatán; pero que don
Juan II, más confiado en la posibilidad del éxito, envió una carabela, en
apariencia, para las islas del Cabo Verde, con instrucciones secretas para seguir
la dirección indicada por Colón.
Sobrevino una borrasca, y los pilotos espantados, regresaron a Lisboa,
en donde Colón altamente disgustado con aquella deslealtad, y encontrándose,
viudo y sin ningún interés que le retuviera en Portugal, determinó huir
secretamente, habiendo enviado antes a su hermano Bartolomé a entenderse con
Enrique VII de Inglaterra. Refieren
algunos autores, que Colón, antes de dirigirse al Rey de Portugal, había pasado
a Génova y que el Gobierno de aquella República, debilitado por desastres
recientes, no quiso darle oídos; que entonces se dirigió a Venecia, en donde le
paso lo mismo. Su hermano Bartolomé
tampoco fue más feliz: capturado por unos piratas, cuando se dirigía a la Corte
de Enrique VII, necesitó de muchos años para poder llegar a Londres. Cuando al fin lo consiguió, el Monarca inglés
le oyó favorablemente, y quizás le habría patrocinado, si ya Colón por aquella
fecha no hubiera encontrado el apetecido apoyo en otra parte.
17o. En el entretanto, se vio un día aparecer a
Colón en España, pobre viajando a pie, con su hijo Diego, que tenía de diez a
doce años de edad. A media legua de
Palos de Moguer, en Andalucía se detuvo una vez en el umbral del Convento de
franciscanos de Santa María de la Rábida, y pidió un pedazo de pan y un poco de
agua para su hijo. El guardián del
monasterio, Juan Pérez de Marchena, hizo entrar a Colón, le dirigió algunas
preguntas, y sorprendido de su instrucción y de la grandeza de sus ideas, le
concedió hospitalidad, se encargó de la educación de su hijo, y le dio una
carta de recomendación para el confesor de la Reina, don Fernando de Talavera.
18o.
En 1486 llegó Colón a Madrid. Destituido de fortuna, y sin amigos, ganaba
humildemente su vida, haciendo mapas y cartas de marear. No era tampoco España la nación que se
hallaba en condiciones favorables para la costosa y arriesgada empresa que se
le iba a proponer. En lucha todavía,
obstinada y sangrienta con el reino de Granada, último baluarte del poder
sarraceno, el pueblo español había empeñado, en esta guerra, porvenir, honra y
fortuna, y la cuestión era harto vital para que pudieran distraerle de ella
proyectos más o menos brillantes de lejanas conquistas. Esto no obstante, Colón principió desde
Córdoba a tratar de su atrevida empresa, y en quien halló más acogida fue en
Alonzo de Quintanilla, Contador Mayor de Castilla, que además de ser partidario
de cosas grandes, simpatizó con el marino, y lo hospedó en su propia casa.
19o. Los Reyes Católicos escucharon a
Colón con bondad e interés, y comisionaron para que examinaran el proyecto, a
Fernando de Talavera, confesor de la Reina, el mismo a quien iba recomendado.
Este consultó con un congreso de sabios españoles, en su mayor parte
eclesiásticos, que se reunió en el Convento de dominicos de San Esteban de
Salamanca, pero tan apegados a las tradiciones bíblicas, que muchos negaban
hasta los principios más rudimentales en que fundaba Colón sus conjeturas y
afirmaciones.
20o.
Después de numerosas conferencias, y de cinco años pasados en estériles
debates, Talavera presentó al fin a los Reyes Católicos un informe muy
desfavorable. Estos, de común acuerdo,
declararon a Colón que, hasta que la guerra con los moros no estuviera
terminada les sería imposible empeñarse en empresas que reclamaran algún
gasto. Creyó Colón que su proyecto
quedaba para siempre desechado, y determinó retirarse de una Corte en que le
habían entretenido tantos años con vanas esperanzas.
21o.
Decidido a marcharse a Francia para ver de entenderse con Carlos VIII,
pasó por el Convento de la Rábida, donde se educaba su hijo; pero el Prior Juan Pérez de Marchena,
que le profesaba sincero afecto, que apreciaba su talento y sus virtudes, y que
deseaba, por otra parte, que no se
perdiese para su patria aquella útil y gloriosa empresa, se atrevió a escribir
a la Reina, suplicándole que examinara de nuevo el asunto, con la atención que
merecía, y que considerara que con su negativa, quitaría los medios de
convertir a la fe católica a tantos infieles como había en los países por
descubrirse.
22o. Movida del respeto que profesaba a Juan
Pérez, le contestó la Reina, invitándolo a pasar a Santa Fe, en la Vega de
Granada, para conferenciar sobre el asunto de que le hablaba. Esta entrevista dio por resultado una
invitación a Colón para que regresara a la Corte, y el envío de setenta pesos,
con objeto de que comprase una mula y vestidos con que presentarse.
23o. Vuelto a la Corte, encontró allí nuevas
dificultades. El Rey don Fernando se
oponía a las exigencias de Colón, que pretendía ser nombrado Almirante y Virrey
de las comarcas que descubriera, con el goce, además, de la décima parte de los
beneficios. Por fortuna, el año
siguiente de 1492, se rindió Granada, y terminó la guerra con los
sarracenos. La alegría de la Corte fue
inmensa y aprovechándose de ella Quintanilla y Santángel, que eran los
protectores de Colón, lograron convencer a la Reina, de la necesidad de
apoyarlo, excitando su entusiasmo hasta el grado de empeñar sus propias joyas
para los gastos de la expedición.
24o. Colón iba nuevamente en camino para Francia,
cuando fue alcanzado en el puente de Pinos, por un expreso, que por la posta y
en su seguimiento envió la Reina.
Regresó en el acto, y firmó enseguida, el 17 de abril de 1492, la
capitulación por la que los Reyes Católicos, le concedían todo cuanto había
solicitado; y se obligaba él a contribuir con la octava parte del gasto que
ocasionara la expedición, en calidad de préstamo a la Corona.
25o.
El Rey don Fernando dejó pesar sobre la Corona de Castilla toda la carga de la
expedición, eludiendo compromisos que juzgaba peligrosos. Luis de Santángel, protector de Colón,
adelantó generosamente algunos fondos a doña Isabel; y Colón halló en el puerto
de Palos a la familia Pinzón, decidida no solo a proteger la empresa con
recursos, sino también tomando personalmente parte activa en ella.
26o. Se armaron tres carabelas: la de mayor porte,
a las órdenes de Colón, recibió el nombre de Santa María, en honor de la
Virgen, a quien el marino genovés profesaba particular devoción; la segunda,
cuyo Capitán era Martín Pinzón, se llamó La Pinta; y la tercera, mandada
por Yañez Pinzón, fue bautizada con el nombre de La Niña. Las dos últimas no eran más grandes que las
lanchas comunes de pescadores. La
flotilla expedicionaria llevaba provisiones para un año, y conducía a su bordo
un total de 146 hombres, la mayor parte marineros, unos cuantos aventureros que
habían querido seguir la suerte de Colón, y algunos caballeros de la Corte,
encargados de acompañarle. Todos los
gastos de la expedición, que tanto habían asustado a la Corte de Castilla, y que
por tanto tiempo demoraron las negociaciones de Colón, no excedieron de 400 mil
reales, o sean veinte mil pesos fuertes españoles.
27o. Antes de hacerse a la vela, fueron
procesionalmente Colón y sus compañeros a la iglesia del monasterio de la
Rábida, en donde después de confesarse, recibieron la comunión de manos del
padre Pérez Marchena, que juntamente con ellos elevó sus preces por el éxito
feliz de la expedición.
28o. Por último, en la mañana del 3 de agosto de
1492, zarpó Colón del puerto de Palos, a presencia de una multitud de
espectadores que extendían las manos al cielo, pidiendo protección para una
empresa que suponían necesitada del favor celeste. Colón iba, sin saberlo, en busca de un Nuevo
Mundo, aunque en opinión de los espectadores, sólo encontraría asoladoras
tempestades, y acaso una muerte sin amparo y sin defensa.
CUESTIONARIO
1. ¿Quiénes era los reyes de Portugal
que promovieron los descubrimientos, y cuáles las primeras tierra que descubrieron? 2. ¿Cómo se descubrió el Cabo de Buena
Esperanza, en qué fecha y por quién? 3. ¿Dónde nació Colón y cuál era su
verdadero nombre? 4. ¿Quiénes fueron sus
padres y sus hermanos? 5. ¿Cuál fue su educación? ¿Qué hizo después de terminar
sus estudios? 6. ¿Con quién viajó, y
cómo era la vida del marino en el Mediterráneo, en aquel entonces? 7. ¿Cuándo, y cómo naufragó Colón? 8. ¿En
dónde fue el naufragio? 9. ¿Cuándo y con quién se casó Colón? 10. ¿Cuándo
emprendió nuevos viajes, qué progresos hizo, donde residió, y cuáles fueron sus
deducciones? 11. ¿Cuál era la teoría de Colón, y en qué la basaba? 12. ¿Cuáles eran las observaciones prácticas
que citaba Colón en apoyo de su teoría?
13. ¿Cuáles eran los errores en que incurría Colón, y qué consecuencias
le trajeron? 14. ¿Qué nuevos viajes hizo
Colón en 1477, y con quiénes sostuvo correspondencia después, y a quiénes
sometió especialmente su proyecto? 15. ¿Después de cuántos años de estudio
trató Colón de hacer práctico su proyecto, a quién buscó y qué le sucedió? 16.
¿Cómo llegó a España, y quién le dio hospitalidad y además cartas para el
Confesor de la Reina? 17. ¿Cuándo llegó a Madrid, cuál era la situación de
España, y qué hizo Colón? 18. ¿Cómo lo recibieron los Reyes Católicos, y qué
dispusieron? 19. ¿Cuál fue el informe del Confesor de la Reina, cuánto tiempo
tardó en darlo, y qué le resolvieron a Colón? 20. ¿Qué decidió Colón, y por qué
desistió de su propósito de pasar a Francia? 21. ¿Qué contestó la Reina a Juan
Pérez, y qué resultó después? 22. ¿De vuelta a la Corte, qué otras dificultades
tuvo, y cómo terminaron? 23. ¿De dónde y por quién fue devuelto Colón? 24.
¿Cuándo firmó su contrato y cuáles fueron las estipulaciones? 25. ¿Cuál fue la
conducta del Rey don Fernando, y quiénes ayudaron a que se llevara a cabo la
empresa? 26. ¿Cuántas carabelas se armaron, quiénes las comandaban, cuáles
fueron sus nombres, cuántos hombres llevaban y cuánto costó la expedición? 27.
¿Qué hicieron antes de darse a la vela Colón y sus compañeros? 28. ¿Cuánto zarpó
la expedición y qué se pensaba de ella?
DESCUBRIMIENTO DE AMERICA
- - -
Viaje
de Colón- Descubre América, y toma posesión de ella- Sus naturales-Dirígele
Colón al Sur en busca de oro- Organiza una colonia, y se regresa- Su llegada a
España, tocando antes en Lisboa- Entusiasmo que despierta, y honores de que le
colman- El Papa concede a España la propiedad de las tierras descubiertas-
Reclaman los portugueses, y sale una nueva bula- Segundo y tercer viaje de
Colón- Su prisión, y su llegada a España cargado de cadenas- Su cuarto y último
viaje- Descubre a Centroamérica- Padecimientos y muerte de Colón- Nombre que se
da al Nuevo Mundo- Noticias de Américo Vespucio- Opinión de Marco e inexactitud
de ella.
- - -
1o. Después de tres meses y algunos días de una
penosa navegación por rumbos y mares desconocidos, Colón, escarnecido y
amenazado de muerte por los mismos que le acompañaban, pasaba los días y las
noches, fija la mirada en el horizonte, pidiendo a Dios que le presentase la
tierra siquiera, en lontananza, como un premio a los sufrimientos que ya le
tenían agobiado.
2o.
En la noche del 11 de octubre divisó en la costa una luz que se movía, y
a las dos de la mañana estuvo a punto de desmayarse de gozo, al oír los alegres
gritos que salían de la Pinta, que iba a vanguardia y que saludaban el
descubrimiento de la tierra tan deseada.
Al amanecer, los primeros rayos del sol naciente presentaron a los
atónitos ojos de los expedicionarios, una escena de extraordinaria belleza.
3o. La tierra que tenían al frente, que era la
isla de Guanean, que Colón llamó del Salvador; estaba cubierta de bosques
espesos; y el rico follaje, y los variados y vistosos colores de las flores
tropicales, la hacían aparecer alegre y hermosa como ninguna. Al mismo tiempo véanse las playas, cubiertas
de hijos de aquellos bosques, que salían en tropel a mirar con admiración los
navíos, cuyas blancas velas semejaban para ellos, pájaros enormes, suspensos
sobre las aguas. Colón, palpitante de
emoción, ricamente ataviado, y con la espada desnuda, saltó a tierra, se
arrodilló en la arena, y después de besarla tres veces, oró fervorosamente,
rindiendo gracias a Dios. Luego, puesto
en pie, con el estandarte real en la mano, tomó posesión formal del país, en
nombre del Rey y de la Reina de España, y recibió de los españoles que le
acompañaban el homenaje de Virrey de aquellas tierras. Mientras tanto, los naturales del país,
mirando a los españoles como seres extraordinarios de una raza superior, se
prosternaron y los recibieron con respeto.
4o. Informado Colón de que más lejos
y hacia al Sur, se encontraba el oro en abundancia, hizo rumbo en aquella dirección,
y descubrió a Cuba y la Española, llamada después Santo Domingo y Haití. Al llegar a este último punto, naufragó uno
de los buques, y tuvo que dejar 35 hombres, con orden de organizar la primera
colonia, regresando después a España, en 4 de enero de 1493.
5o. Durante la navegación del regreso, sobrevino
una violenta tempestad, que estuvo a punto de destrozar los débiles barcos; y
temiendo Colón que se perdiesen para el mundo sus importantes descubrimientos,
escribió una relación y la aseguró en un barril que arrojó al mar, esperando
que quizás pudiera llegar a las playas europeas; pero habiendo disminuido la
tempestad, pudo arribar a Lisboa, con los buques casi destrozados, y de allí
dirigirse después al puerto de Palos. Ya
de Portugal había llegado a España la ruidosa noticia del descubrimiento del
Nuevo Mundo, y cuando arribó al puerto de Palos, fue Colón recibido por una
muchedumbre entusiasta que le aclamaba frenéticamente, entre los estampidos del
cañón, y los alegres repiques de las campanas que saludaban su entrada.
6o. Dirigiese inmediatamente a Barcelona, donde
le aguardaban los Reyes Católicos, a quienes hizo una relación detallada de sus
descubrimientos, presentando muestras de los productos del Nuevo Mundo, mostrando
a los naturales que había llevado consigo, y ofreciendo a los monarcas
españoles una conquista, que en aquella fecha, “no había costado a la humanidad
ni un crimen, ni una vida, ni una gota de sangre, ni una lágrima”. Los Reyes Católicos colmaron de honores a
Colón, le confirmaron en todas sus dignidades; y para asegurarse en la posesión
de las tierras descubiertas, ocurrieron a Roma en demanda de una bula que les
concediese el dominio y propiedad de ellas.
7o.
Ocupaba la silla pontificia el español Rodero Orgia, conocido con el
nombre de Alejandro VI, y este pontífice escuchó gustoso la solicitud de los
Reyes Católicos, expidiendo la célebre bula Inter Cafetera, en la cual
da a los monarcas de España, las tierras descubiertas y por descubrir,
espontáneamente, por pura liberalidad, y con la plenitud del poder
evangélico. Las da, continúa, “Con
pleno Poder, autoridad y jurisdicción, y prohíbe a toda clase de personas,
Reyes o Emperadores, que contravengan a la bula, bajo pena de excomunión”.
8o. Los portugueses, que habían hecho
descubrimientos anteriores, y que tenían otra bula del Papa Martín V, entraron
en celos y disputas con los españoles.
Para cortar cuestiones entre ambas Cortes, fue preciso una nueva bula
romana, en la que, trazándose una línea imaginaria de un polo a otro y cien
leguas de las Azores y de las islas Verdes, se declaró perteneciente a España,
las tierras descubiertas o que se descubriesen al Occidente, y a Portugal, las
que se hallases al Sur de dicha línea.
9o. El
25 de Septiembre de 1493 hizo Colón un segundo viaje, saliendo del puerto de
Cádiz con diecisiete navíos y mil
quinientos hombres, y llegó hasta las pequeñas Antillas, de las cuales tomó
posesión; y regresó.
10o. En mayo de 1498 realizó un tercer viaje, con
seis barcos y considerable número de familias, dirigiendo su rumbo hacia el
Ecuador. Descubrió la Trinidad y la
costa de la América del Sur, cerca de la desembocadura del Orinoco, en donde
estuvo a punto de perecer por la precipitada rapidez de la corriente de este
gran río, cuyo poderoso volumen le hizo conjeturar que debía pertenecer a un
Continente. Este tercer viaje de Colón
terminó de una manera muy triste.
Habiendo ocurrido algunos desórdenes en la Española, los Reyes enviaron
como árbitro a don Francisco de Bobadilla con instrucciones de castigar y
mandar presos a los culpables.
Bobadilla, que era enemigo de Colón, aprovechó la oportunidad para
cargarlo de cadenas, y enviarlo preso a España, en unión de sus hermanos
Bartolomé y Diego. El Comandante del buque, Andrés Martín, indignado de que se
tratase tan mal al descubridor de un Mundo, quiso quitarle los grillos; pero
Colón se opuso, y los conservó en toda la travesía: hizo más aún, los colgó más
tarde en su despacho, y mandó que a su muerte los metieran en su féretro.
11o.
En cuanto se supo en España que Colón llegaba encadenado como vil
criminal, un grito de indignación salió de todos los pechos. Entre su triunfo de Barcelona, y esta cruel humillación,
el contraste era muy grande. Colón
repelió victoriosamente todas las acusaciones, y aceptó como buenas las excusas
que le presentaron los Reyes españoles, quienes a pesar de todo, nunca le
devolvieron sus empleos.
12o. En 1502, a los sesenta y seis
años de edad, cuando las heridas del corazón y los achaques propios de la vejez
tenían debilitadas sus fuerzas, emprendió Colón su cuarto y último viaje, en
busca, como siempre, del codiciado pasaje para la India, que suponía un poco
hacia el Oeste de sus viajes anteriores.
El 9 de mayo salió de Cádiz con cuatro carabelas y ciento cincuenta
hombres. Exploró las costas del Darién, y descubrió los territorios de Honduras
y Nicaragua, en la costa del Atlántico. Grandes fueron los padecimientos que
Cristóbal Colón tuvo que soportar durante su último viaje; pero una vez libre
de tantas pruebas, tenía derecho para prometerse en España una favorable
acogida. Doña Isabel, su verdadera
protectora, había muerto el 24 de noviembre de 1504, pocos días antes de su
regreso a la Península; y el Rey don Fernando lo recibió fríamente. Colón reclamó el cumplimiento de lo que se le
debía, y don Fernando, aunque pareció no negarse a ello, dejó pasar algún
tiempo y remitió las reclamaciones a la Junta de Descargo, que siguió el mismo
sistema de lentitud calculada, concluyendo por proponerle títulos y haciendas
en Castilla, en cambio de los privilegios que le habían sido concedidos en
América.
13o.
Colón no quiso aceptar, y lleno su corazón de amargura por tanta ingratitud,
devorado por males físicos, y conociendo que su fin se acercaba, se retiró a
Valladolid, en donde falleció olvidado de todos, y en la mayor pobreza, el 20
de mayo de 1506 a los setenta años de edad.
Enterrándose con él sus cadenas; y sus restos depositados sucesivamente
en el Convento de San Francisco de Valladolid, en el de Cartujos de Sevilla, y
en la Catedral de Santo Domingo, fueron por fin llevados a la Habana, de donde
últimamente se trasladaron a la Catedral de Granada, la que también conserva
las cenizas de los Reyes Católicos.
Cristóbal Colón, era alto, musculoso, bien formado; su fisonomía tenía
cierto aire de autoridad, y sus maneras eran serias y dignas. Distinguíase por una imaginación viva, un
noble entusiasmo, una moral intachable, gran genio inventivo, y una
extraordinaria constancia en sus propósitos.
14o. A la tierra descubierta por Colón se le dio
el nombre de América, a consecuencia de los escritos que sobre el Nuevo Mundo
publicó el piloto Américo Vespucio.
Américo fue un hombre honrado y estimado del mismo Colón. Era natural de Florencia, en donde nació el 9
de Marzo de 1451, y fue el hijo tercero de un escribano público de aquella
ciudad. Educado con esmero por su tío
Georgio Antonio Vespucio, doctor religioso de la Congregación de San Marcos, se
trasladó a España, en busca de fortuna, el año de 1490, entrando de factor o
dependiente de un gran establecimiento comercial de Sevilla. Más tarde sirvió de Contador en la casa de
Contratación de la misma ciudad de Sevilla, y fue el encargado del armamento de
los buques destinados al tercer viaje de Colón.
En 1499, según se creé, hizo su primer viaje asociado de Juan de la
Cosa. El segundo con Yañez Pinzón, en
diciembre del mismo año, el tercero con los portugueses, al Brasil, en 1501, y
el cuarto con los mismos portugueses, a las Indias Orientales, naufragando
cerca de la isla de Fernando Noroña.
Américo sólo fue piloto en estas cuatro expediciones; pero sus relaciones,
escritas con corrección y amenidad, y publicadas en aquellos días, se
tradujeron a todos los idiomas, y dieron celebridad a su nombre.
15o.
En 1507, un sabio profesor y librero alemán conocido con el nombre de
Ilocomilus, publicó una importante obra en latín, reuniendo por primera vez,
las cuatro relaciones de Américo Vespucio, y proponiendo dar al nuevo
Continente el nombre de América. En 1509
salió en Straburgo un tratado de Geografía, en el que refiriéndose a Ilocomilus
se hace uso del mismo nombre de América.
En 1520, una Carta de navegar, publicada por Joaquín de Watt, hace igual
cosa; y de esta fecha en adelante fue generalizándose aquel nombre, cada día
más, sin que Vespucio tuviera culpa ni intervención en este robo, hecho,
después de sus días, al descubridor del Nuevo Mundo. Hace algunos años que la prensa periódica
publicó una comunicación dirigida a la Academia de Ciencias de París, por el
geólogo francés Mr. Jules Marcou, sobre el origen del nombre de América. El ilustre sabio afirma que el nombre de
Américus o Amérigo, de que se supone derivado el de América, es nombre
puramente imaginario, que jamás ha sido aplicado a persona alguna en Italia,
Portugal y España: y que Vespucio se llamó sencillamente Alberto (Albeircus,
Albérigo) cuya modificación no pudo ser nunca Américo. “La verdad es, dice Mr. Marcou, que la
palabra Amerrica o América es de origen indio, y proviene de los idiomas
de los aborígenes del Nuevo Continente.
Dicha palabra traducida literalmente de las lenguas chontales y mayas de
la América Central, significa país del viento, y con ella se designa, en
aquella región, una cadena de montañas conocida por muy rica en minas de
oro”. Será muy respetable la opinión del
geólogo francés; pero su afirmación, con respecto al nombre de Américo, está
contradicha por las obras del mismo Vespucio, que llevan su nombre al frente;
por los libros de la casa de Contratación de Sevilla, que hablan del Contador
Américo Vespucio; por los escritos de Ojeda en sus pleitos con los hijos de
Colón; por la carta que el Almirante dirigió de Sevilla, a su hijo don Diego; y
por la obra antigua de Ilocomilus, que propuso el nombre de América, en honor
del piloto florentino.
CUESTIONARIO
1. ¿Cuántos meses tardó Colón en su
viaje, y cómo lo hizo? 2.¿ En qué fecha descubrió la primero tierra americana,
cuáles fueron las impresiones de Colón? 3.¿Qué tierra fue la descubierta, y
cómo tomó posesión de ella? 4.¿Qué rumbo tomó después, y qué nuevos lugares
descubrió? 5.¿Cuándo y cómo hizo su regreso, y cómo fue recibido en Lisboa y
España? 6.¿Adónde se dirigió después, cómo le recibieron, y qué relación hizo a
los Reyes Católicos? 7. ¿Qué solicitud hicieron los Reyes Católicos al Papa,
quién era éste, y qué fue lo que resolvió? 8.¿Qué hicieron los portugueses en
Roma, y cuál fue la nueva bula que dio el Papa para coartar disputas? 9. ¿Cuándo
hizo Colón su segundo viaje, y cuántos hombres y navíos llevó? 10.¿Cuándo
realizó su tercer viaje, cuántos barcos y gente llevó, y qué tierras
descubrió? 11.¿Qué le pasó a Colón? 12.¿
Qué impresión produjo en España la llegada de Colón cargado de cadenas? 13. ¿Cuándo
emprendió Colón su cuarto y último viaje, cuántos barcos y gente llevó, y qué
tierras descubrió? 14.¿Cuándo falleció Colón y dónde descansan sus restos? 15.
¿Qué nombre se le dio a las tierras descubiertas por Colón y por qué motivo?
16.¿Quién reunió en un libro las primeras relaciones de los descubrimientos de
Colón? 17.¿Quiénes publicaron cartas de navegar localizándolas, y cuál es la
opinión de Marcou acerca del nombre de América?
C A P I T U L O
IV
NOTICIA GENERAL DE LA CONQUISTA
- - -
Situación de
Centroamérica-Conducta de los conquistadores-Calidad de estos-Política de
España con sus colonias-Repartimiento de la tierra, y encomiendas de
indios-Abusos de los encomenderos-Calificación de los naturales-Aparecimiento
del Padre de Las Casas-Resolución pontificia-Precios a que se vendieron indios-El
clero castellano-Política de CarlosV, y sus nuevos impuestos coloniales-Los
galeones y la flota-Mandamientos de indígenas-Contribución de
repartimientos-División política de Centroamérica-Leyes dictadas por España
para reprimir los abusos.
- - -
1o.
Centroamérica durante la conquista, y después de ella, corrió, en poder
de los españoles, la misma suerte que el resto del Nuevo Mundo. Los conquistadores que vinieron, hacía muchos
años que sólo tenían por escuela los campos de batalla de sus feroces
contiendas civiles y de sus guerras de reconquista con los árabes; y por
hogares, desde que podían empuñar una arma, los cuarteles de campaña, en que el
rigor de la disciplina, la dureza del servicio militar, y la continua vista de
la sangre, iban poco a poco borrando en ellos la dulzura del carácter, la
piedad y las demás virtudes cristianas que se imprimen en la naturaleza del
hombre con el trato de la familia, y la vida tranquila y reposada de los
pueblos consagrados a la industria. No
eran, pues, tales hombres los que podían constituirse en apóstoles de la
naciente civilización moderna, que traía por lema, no sólo el respeto a la vida
y a la propiedad, sino también la luz para todas las inteligencias.
2o.
Los que atravesaron los mares en frágiles carabelas, para correr
aventuras en tierras desconocidas y lejanas, tuvieron que ser, fueron por lo
regular, la escoria de la sociedad española; pues el móvil de la emigración a
las Américas, fue uniformemente el inmoderado deseo de enriquecerse en poco
tiempo, para regresar luego a España a gozar de lo adquirido, o bien el
procurarse en América posición, honores y comodidades de que se carecía en la
Península. Por esto, lo mejor de la
emigración, lo menos malo de ella, se encaminó a México, al Perú, y a todos
aquellos países donde abundaba el oro.
Las remotas provincias de la América Central, que apenas si llamaban la
atención de los codiciosos castellanos, tuvieron la mala suerte de recibir la
peor parte de la emigración que venía de España. Es cierto que en sus principios, a causa de
falsas noticias, estas provincias gozaban de alguna buena fama; y Hernán
Cortés, célebre por su genio y su audacia, y algunos otros conquistadores de
importancia, no vacilaron en venir a disputarse la posesión de su suelo; más
una vez descubierto el engaño, se regresaban luego, dejando por todo recuerdo
alguna horripilante página de sangre.
3o. Duro es confesarlo, pero la tarea
difícil y delicada de la colonización centroamericana, estuvo durante mucha
parte del siglo XVI encomendada a las torpes manos de una soldadesca brutal y
supersticiosa, recogida muchas veces en los garitos, tabernas y presidios de
España. Esta Nación, en su política con
las colonias americanas, sólo legisló tomando en cuenta sus intereses y nunca
los de América. Los hombres que enviaba
la Corte española, sólo traían por objeto recoger el producto de las
contribuciones y alcabalas, y remitirlo enseguida para ser gastados en guerras
empeñadas en Europa. Por otra parte,
las colonias americanas, no podían calificarse de tales, pues no eran
patrimonio de una Nación, sino de un solo hombre, el Monarca, que las reputaba
de su propiedad particular, y procuraba explotarlas de la manera más
productiva, sin fijarse en medios.
4o.
En Centroamérica, viéronse las más crueles injusticias. El Gobierno español daba muy poca importancia
a la agricultura, porque para él la única fuente de riqueza eran las minas de
oro y de plata; y conviniendo a su política que las tierras tuvieran un dueño
que satisficiese el impuesto, que era cuanto se procuraba, despojábase del
terreno a los naturales y repartíase con extremada largueza entre los soldados. Estos hombres incapaces de trabajar, y que
nada podían hacer con las tierras, inventaron las llamadas encomiendas,
en las que con el pretexto de la instrucción religiosa, cada soldado fue dueño
de un considerable número de indios, de cuyo trabajo se aprovechaban,
empleándolos en la explotación de las minas, en los lavaderos de oro, y en las
faenas agrícolas, y tratándolos con tanta crueldad, que la encomienda
venía a ser peor que la esclavitud.
5o.
En Centroamérica, los encomenderos declaraban esclavos, sin reserva
alguna, a sus encomendados, marcándolos con un hierro candente, del que no
excluían ni a las mujeres. De la misma
manera que se llegaba al África a recoger esclavos, los españoles salían a caza
de indios, los dejaban para sus labores, los alquilaban para las ajenas, los
permutaban o los vendían en sus mercados, y los exportaban para la Habana y
otros lugares. En algunos pueblos los
colonizadores llamaban a los caciques, y les exigían el número de indios que
necesitaban; y si faltaba uno sólo, los castigaban, quemándolos vivos o
echándolos a los perros para que los devorasen.
Los infelices caciques salían a los pueblos prorrateando los hijos de
familia en medio de los llantos y alaridos de los moradores.
6o.
Los castigos de que los encomenderos se valían para compeler a sus
encomendados al trabajo, eran los azotes, y todas las infamias que pueden
ocurrírsele a una imaginación depravada y avezada a la crueldad. Untarles el cuerpo con manteca hirviente,
mutilarlos, quemarlos con paja, atarlos desnudos sobre los hormigueros,
tirarlos y aun matarlos de hambre, o a garrotazos eran casos frecuentes y de
todos los días. En aquel tiempo los
colonos de Santo Domingo propalaron la noticia de que los naturales del Nuevo
Mundo, no eran hombres racionales, y que por lo consiguiente era lícito
servirse de ellos como bestias del campo, y disponer de sus bienes. Semejantes teorías fueron acogidas con
entusiasmo por los colonos de Centroamérica, hallaron eco en Europa, y llegaron
hasta la Corte de Roma.
7o. En tales circunstancias apareció
entre nosotros el gran filántropo español, Fray Bartolomé de Las Casas, tomando
a su cargo la defensa de los desgraciados indígenas. Hizo siete viajes a España, en aquellos
tiempos en que la navegación era muy difícil; puso en juego sus influencias, y
con un celo y una actividad extraordinarios, aquel apóstol verdadero del
Cristo, logró aliviar mucho la situación miserable de los naturales.
8o.
Entre tanto llegaron a Roma las descabelladas teorías sobre la
racionalidad de los indios; y refiere la tradición que la Santidad del Papa
Pablo III no se decidió a dar su célebre bula Sublimis Deus, del 10 de
junio de 1537, hasta no saber que los americanos se reían atributo que
consideró peculiar de la raza humana. En esta bula, en que también se dejó
sentir la influencia del Padre Las Casas, se declara que los indios son verdaderos
hombres, y se previene que no se les prive de su libertad, ni se les
despoje de sus bienes.
9o. Semejante declaratoria fue de
grandísima importancia en aquellos tiempos, dando ocasión a que la Corte de
España dictase medidas enérgicas a favor de los indios, aunque los encomenderos
encontraron siempre modo de eludir tales disposiciones, y de acrecentar el mal
diariamente, hasta producir la rápida despoblación del territorio, y el
casi total desaparecimiento de la raza
conquistada. Se llegó a tener en tan
poco valor a los indígenas, según refieren los mismos cronistas españoles, que
se daban cien de ellos por un caballo, ochenta por una mula, un mozo por un
queso, y una niña escogida por un pedazo de tocino. Cuando escaseaba el alimento para los perros
solía matárseles en Chiapas, con la
mayor frialdad, para utilizar sus carnes.
Llegó a ser tan insufrible la tiranía de los españoles, que los indios
no se juntaban con sus mujeres, para no dar más esclavos a sus conquistadores,
y la muerte llegó a ser aspiración suprema de la mayor parte de ellos; dándose
el caso de que cuando algún indio iba al patíbulo y se le acercaban los
sacerdotes españoles, ayudándole con exhortaciones católicas, negábase casi
siempre a recibir todo auxilio espiritual, por no encontrarse, decían en el
cielo, con españoles de ninguna clase.
10o. En cuanto a su conducta pública, los
conquistadores, amparados con reales privilegios, fundaban ciudades como
particulares, asumían la jurisdicción civil y criminal, nombraban los empleados
del municipio, concedían terrenos a los que se establecían dentro del círculo
de sus dominios, y se constituían en verdaderos señores de horca y cuchillo,
viviendo como reyezuelos absolutos. Los
altos funcionarios dábanse a vez mayor importancia, como verdaderos monarcas
conquistadores: escoltábanlos peones y jinetes, hacíanse preceder de banderas,
extendían su jurisdicción hasta las comarcas no exploradas; y su grande e
inmenso poder no encontraba límite sino en las Audiencias, que solían ponerse
de acuerdo con los mismos funcionarios.
11o.
El celo del Gobierno español no consintió nunca, por otra parte, en
permitir que las colonias se gobernasen por sus hijos. Los Gobernadores y Virreyes debían ser
enviados de España, y tenían prohibición de adquirir propiedad de ningún
género, y de contraer parentesco con indígenas, para alejar así de ellos, el
que tomasen amor al suelo, y a sus habitantes primitivos. El clero católico, que, atendida su misión de paz, pudo servir para
suavizar el rigor colonial, fue con muy contadas excepciones, otro terrible
azote para las colonias, pues los clérigos que en aquel entonces recorrían el
Nuevo Mundo, no se distinguían ni por la fe, ni por el cristiano ardor que
reclama el Evangelio. Deseosos, por el
contrario, de quebrantar las cadenas a que los sujetaba su regla, y saltando
sobre el voto de pobreza, gran número de frailes se trasladó a las colonias a
gozar de una existencia libre y holgada de preocupaciones.
12o.
Era Carlos Quinto quien ocupaba el trono de España en los años en que se
ejecutó la conquista y colonización de Centroamérica. Este Monarca no se ocupó de las colonias sino
para sacar dinero con que sostener los gastos de sus guerras europeas: Él fue
quien impuso la renombrada Alcabala, tasa que, comenzando por exigir el
cinco por ciento sobre todas las ventas al por mayor, terminó por el catorce
por ciento. Luego como fuera
insuficiente la contribución, introdujo el papel sellado, fijó impuesto a la
pólvora, al plomo, a los naipes, etc.; y obligó a usar la bula de la Santa
Cruzada6, por la que cada uno pagaba cada dos
años una cantidad mayor o menor, según su posición o fortuna. Consecuente con su teoría de que sólo el oro
constituía la riqueza, el Gobierno español prohibió en las Américas el cultivo
de la vid, del olivo y de otros productos, con objeto de que las colonias
tuvieran que tomarlos forzosamente de la Madre Patria, a trueque de sus
metales.
13o.
Dos escuadras llamadas de los Galeones una, y de la Flota
la otra, hacían viajes periódicos cada
año, pero circunscrito el número de toneladas a 27,500. Las necesidades del Nuevo Mundo que carecían
de toda otra comunicación, no se veían nunca satisfechas, y los productos que
se vendían tan luego llegaban, eran pagados a un precio verdaderamente
fabuloso.
14o. Los naturales que no estaban en
encomienda, se hallaban, además, sujetos a la mitad o mandamiento, que
todos debían prestar, en repugnante contribución de sangre, desde los 18 hasta
los 50 años. En virtud de ella, se les
llevaba forzosamente a dar seis meses de trabajo a las minas, en donde se les retribuía
con un pequeño sueldo, casi siempre imaginario.
Considerábase mortal ese trabajo, y los que iban a él, disponían de
todas sus cosas como si no debiesen de volver; en efecto, apenas sobrevivía la
quinta parte de aquellos desventurados.
En los países donde no había minas, llevaban a los indios a las labores
del campo, de la misma manera. También
pesaba sobre los naturales la contribución de repartimiento, la cual
consistía en la designación forzosa que los empleados españoles hacían, de
objetos, trajes y vituallas importados de la Madre Patria, obligándolos a tomar
lo peor, y a precios exorbitantes. “A
gente sin barba, dice un autor, le hacían comprar navajas, a la descalza la
obligaban a llevar medias, a la rústica y sencilla, la hacían vestir brocados;
y se cuenta de cierto funcionario que obligó a sus administrados a comprar
anteojos, que debían llevar a la hora de la misa”.
15o.
La primera autoridad política y militar de Centroamérica, cuando más
tarde se organizó el Reino de Guatemala. Era un Gobernador y Capitán General,
nombrado por el Rey de España, e inmediatamente sujeto al Consejo Superior de
Indias de Madrid. Se dividía
políticamente el Reino en seis provincias: Chiapas, Guatemala, El Salvador,
Honduras, Nicaragua y Costa Rica; cada una de ellas a cargo de un Gobernador,
con excepción de Guatemala, por ser la residencia del Capitán General. Las provincias se dividían en alcaldías
mayores o corregimientos, y los funcionarios que los servían eran también
nombrados en España.
16o.
Hay que advertir que el Gobierno español dictó leyes y disposiciones muy
sabias para reprimir los abusos, pero las distancias, y las condiciones
peculiares de los conquistadores, frustraron sus propósitos.
Cuestionario
---
1.¿Qué suerte corrió Centroamérica bajo
el poder de los Españoles? 2.¿Quiénes eran los colonizadores? 3.¿Cuál era el
principal objeto de los españoles? 4.¿Cómo era el sistema de las “encomiendas”?
5.¿Cuál era la conducta de los encomenderos? 6.¿Cuáles los castigos impuestos a
los indios? 7.¿Qué hizo Fray Bartolomé de Las Casas? 9.¿Qué hizo el Papa Pablo
III? 10.¿Cuál era el valor en que los españoles tenían a los indios? 11.¿ Era
buena la conducta pública de los conquistadores? 12.¿ Qué hacía el clero por
los aborígenes? 13.¿ Quién reinaba entonces
en España? 14.¿Cómo se llamaban las escuadras que venían, y cuántas toneladas
podían traer? 15.¿Qué se entendía por mitad o mandamiento? 16.¿ Quién era la
primera autoridad política de Centroamérica? 17.¿Qué hizo el Gobierno español en favor de las Colonias?
C A P I T U L O V
CONQUISTA DE CENTRO AMÉRICA
- - -
Conquista de Centroamérica-El Licenciado Espinosa desembarca en
Burica, y poco después Hernán Ponce y Bartolomé Hurtado descubren el golfo de
Nicoya-El Cacique Urraca lucha heroicamente contra los conquistadores durante
nueve años-La conquista de Nicaragua-Llegada sucesiva de Gil González Dávila y
Francisco Hernández de Córdoba-Gil González penetra en Honduras por Puerto
Caballos-Lucha con Hernando de Soto y lo vence-Su encuentro con Olid-Perfidia
de éste con Francisco de Las Casas y Gil González-Le asesinan-Expedición de
Alvarado y conquista de Guatemala-Llega hasta El Salvador, entonces
Cuscatlán-De regreso funda la ciudad de Guatemala y envía a su hermano Jorge a
fundar la de San Salvador-Excursiona sobre Honduras, y sale para Europa por
Trujillo, después de fundar San Pedro de Sula-Regresa de Europa con el título
de Adelantado y Capitán General del Reino de Guatemala-Su arreglo con Montejo
para quedarse con Honduras-Llegada de Hernán Cortés a Honduras, y beneficios
que hizo a las colonias.
....
1o.
Costa Rica fue la primera sección de la América Central sojuzgada por
las armas españolas y la primera que sufrió el bautismo de sangre de la
conquista. Extendíase Costa Rica sobre
una parte de la zona llamada Castilla del Oro, en donde Pedro Arias Dávila, o
Pedrarias Dávila, como también suele llamársele, Gobernador de Panamá,
auxiliado por la vecindad para la exploración del territorio, ejercía mando
absoluto, siendo secundado con lealtad por el Licenciado Gaspar de Espinosa y
otros Capitanes, entre ellos Francisco Pizarro, después conquistador del Perú,
Hernán Ponce y Bartolomé Hurtado, quienes hicieron repetidos viajes a los
países inmediatos, llegando algunos de aquellos expedicionarios hasta el golfo
llamado de Orotina. En 1514 el
Licenciado Espinosa, inició la conquista, dirigiéndose a Burica en pos de
oro. En 1516 Ponce y Hurtado
descubrieron el golfo de Nicoya, recorriendo la costa costarricense; pero los
indios, al avistar las naves europeas se dispusieron al combate, unos por agua,
en canoas, y otros por tierra, haciendo sonar sus instrumentos bélicos: unos
cuantos disparos de la artillería española los pusieron en fuga, y después los
expedicionarios regresaron a Panamá.
2o. En 1520 volvió el Licenciado Espinosa,
dirigiéndose por la costa hasta las islas de Cébaco, a 70 leguas al Occidente
de Panamá. Secundábalo por tierra el
después famoso Francisco Pizarro, quien arrolló a los indios dejándolos
sometidos. Los aborígenes de las islas
recibieron cordialmente a Espinosa, y le informaron de que en las próximas
serranías, gobernadas por el cacique Urraca, había gran cantidad de oro.
3o. Era Urraca muy valiente, aunque no
faltan cronistas que pongan en duda su existencia. Urraca apenas tuvo noticia de la llegada de
los conquistadores, salió a su encuentro, los atacó con audacia, y los obligó a
volverse a sus buques, después de un sangriento combate. Siguieron navegando Espinosa y sus compañeros,
mas apenas desembarcaban en algún punto, se veían obligados a pelear con los
indios, los que a pesar de su número y valor, no podían tampoco triunfar de los
aguerridos castellanos.
4o. Regresó Espinosa a Panamá,
dejando en Burica a un Teniente suyo, el Capitán Francisco Campañon, a quien
atacó el cacique Urraca. Campañon,
auxiliado oportunamente por Pedrarias, se libró una completa derrota. Entonces fue cuando Pedrarias comprendió que
Urraca era hombre terrible, y como enemigo, nada despreciable, personalmente se
dirigió a Burica con 150 hombres y varias piezas de artillería. Urraca requirió
ayuda del cacique Exqueguá, quien gustosamente se alió al indomable cacique,
situándose ambos en un punto ventajoso.
Pedrarias llegó, y con harto trabajo desalojó a sus adversarios, quienes
se replegaron a orillas de un río, fortificándose y peleando heroicamente
durante muchos días.
5o.
Pedrarias que había dejado en acefalía la gobernación de Panamá, no
quiso seguir persiguiendo a Urraca a quien no venció completamente, y dejando
al Capitán Diego de Albites en la pequeña colonia española de Nata, regresó a
Panamá. Los indios repartidos por Pedrarias en ese lugar a los colonos,
trabajaban en provecho de éstos, sin faltar entre ellos algunos reacios al
yugo. Los españoles los castigaban con
dureza; pero disimulaban en ocasiones sus faltas, para no exasperarlos.
6o.
Urraca luchó durante nueve años por la libertad de su país, con
extraordinario valor patriótico, siendo en todo ese tiempo molestado por el
ejército del Gobernador de Castilla del Oro; pero mientras en esa parte la
guerra estuvo encendida, en el resto del país la obra de la conquista y de la
colonización iba imponiéndose paulatinamente.
7o.
La conquista de Nicaragua se inició con la expedición que en cuatro
buques salió de Panamá el 21 de enero del 1522, al mando de Gil González, quien
se internó en el país con cien hombres y cuatro caballos, siendo bien recibido
por los indios, que le dieron en algunas poblaciones oro, esclavos y víveres,
todo voluntariamente. Fatigado por un
combate que sostuvo con los caciques Diriangén y Zoatega, buscando la costa,
llegaron Gil González y los suyos al golfo de San Vicente, en cuyas playas los
esperaba el piloto Andrés Niño, que había navegado hasta la bahía llamada hoy
de Fonseca.
8o.
Gil González volvió a Panamá, después a Santo Domingo, en el Atlántico,
y desde ahí envió a su tesorero Cerezeda a llevar a España el quinto real, y a
solicitar permiso para ir a buscar por las costas del norte de Honduras el
desaguadero del Lago de Nicaragua. Obtenida
la licencia, arribó en 1524 a la costa de Honduras. Antes de desembarcar mandó echar al agua unos
caballos, muertos en el viaje, por lo cual fue llamado Puerto Caballos el punto
donde desembarcaron. Continuó navegando,
y saltó a tierra cerca del cabo de Manabique, estableciendo allí una población
llamada San Gil de Buena Vista, la primera que fundaron los españoles en esas
costas, y que no duró mucho tiempo.
9o.
Dejó Gil González alguna gente en San Gil, y penetró con otros de sus
compañeros en el interior de Honduras, en busca del codiciado oro, hasta el
valle de Olancho, donde supo que Pedrarias Dávila había enviado a Francisco
Hernández de Córdoba, Hernando de Soto, Gabriel de Rojas y Francisco Campañon,
a ocupar cuanto había conquistado el propio Gil González en Nicaragua. Hernández fundó una villa llamada Bruxelas,
en el valle de Orotina, y las ciudades de Granada y León en el interior de
Nicaragua, y envió religiosos a catequizar a los indígenas; trasladándose
después a Honduras, al valle de Olancho, en donde se hallaba Gil González. Tanto al uno como al otro, preocupaba la idea
de encontrar el estrecho que debía conducir al mar del Sur.
10o.
Hernández de Córdoba envió emisarios a Gil González, entre ellos, como
principal, a Gabriel de Rojas. Gil
González los recibió con buenas maneras, haciéndoles saber que cedería la parte
que en aquella conquista deseaba Hernández, pero que no le reconocería con el
carácter de subalterno de Pedrarias.
Hernández por contestación destacó a Hernando de Soto con tropas para
capturar a Gil González, quien previniendo los sucesos, pidió refuerzos a San
Gil, y salió al encuentro del enemigo, batiéndolo en el pueblo indio de
Toreba. Los resultados de aquel combate
fueron la captura de Hernando de Soto y compañeros, quitando al primero 130 mil
pesos en oro, que llevaba consigo.
Después dejó libre a de Soto, y se encaminó a Puerto Caballos, en donde
se presentaba otra expedición española.
11o.
Ocupada la ciudad de México por Hernán Cortés, después de una campaña
heroica, dispuso aquel ilustre caudillo, en agosto de 1521, enviar a la América
Central dos expediciones, una al mando de don Pedro de Alvarado, y otra a las
órdenes de Cristóbal de Olid, debiendo venir el primero por tierra, a
Guatemala, y el segundo por mar, a Honduras.
Olid salió de Veracruz pero faltando a la lealtad que debía a Cortés,
hizo alianza con Diego de Velásquez, Gobernador de Cuba y enemigo del
conquistador de México. Velásquez
consiguió que Olid trabajara en provecho de los dos solamente, y con esa
consigna zarpó de la Habana y llegó a Honduras, desembarcando en un punto
situada a 15 leguas de Puerto Caballos, y tomando posesión del país en nombre
del Rey de España y de Hernán Cortés, para que sus soldados no se dieran cuenta
de su perfidia.
12o.
Hernán Cortés supo la deslealtad de Olid, y envió en su seguimiento una
expedición al mando de su primo Francisco de Las Casas. Olid había ya fundado una villa con el nombre
de Triunfo de la Cruz, y establecido el cuerpo municipal encargado del gobierno
de la nueva colonia, en donde dividió en partidas la fuerza armada para que
fuese a recorrer todo el país. Las Casas
llegó a la costa del Triunfo de la Cruz, y con segunda intención enarboló la
bandera blanca en señal de paz; pero Olid, hombre sagaz, comprendió la
artimaña, e impidió el desembarco de Las Casas, y en la lucha empeñada quedaron
de Las Casas y algunos soldados en poder de Olid, pues los demás murieron en el
naufragio de las naves, estrelladas sobre la costa.
13o.
Entre tanto, Gil González, sabedor de la llegada de Olid, le propuso
también, con capciosa intención, una alianza de paz, la cual aparentó Olid
aceptar haciendo testimonio de amistad que en el fondo no era sino una manera
de engañarse, para destruirse entre sí en la primera oportunidad. Esta costumbre de la perfidia estaba bien
desarrollada entre los aventureros españoles, y así, cuando Olid supo que Gil
González había llegado con algunos compañeros a un pueblo, envió al Capitán Juan
Ruano, quien le sorprendió y capturó.
14o.
Orgulloso de sus victorias, Olid marchó a una población del interior
llamada Naco, llevando consigo a Francisco de Las Casas y a Gil González, a
quienes como amigos alojó en su propia casa.
Una noche, después de cenar todos tres juntos, en el seno de la mayor
confianza, de Las Casas y Gil González, con pérfido abuso de la caballerosa
hospitalidad con que eran tratados, se lanzaron sobre Olid, lo hirieron
gravemente y lo privaron de su libertad, haciéndolo decapitar al siguiente día
en la plaza de Nacao.
15o.
El 6 de diciembre de 1523, salió don Pedro de Alvarado de México, con
rumbo a Guatemala, y con órdenes de ponerse de acuerdo con Olid para apoyarse y
favorecerse mutuamente. Trajo Alvarado
300 soldados de infantería, 120 de caballería, un cuerpo de indios auxiliares,
y cuatro pequeños cañones. Vinieron
también con él, varios españoles distinguidos, y dos clérigos, encargándose
estos últimos de enseñar a los indios la religión cristiana, apartarlos del
culto de sus ídolos, y combatirles el vicio.
16o. En la capital de la provincia de Tehuantepec fue bien recibido
Alvarado, y restableció la autoridad de España contra la cual estaban
insurreccionados. Pasó luego a Soconusco,
donde encontró la resistencia que le oponían unidos el señorío de Soconusco y
el Rey del Quiché; pero en la primera batalla, a inmediaciones de Tonalá, como
en la segunda, librada a orillas del río Tilapa, obtuvo Alvarado un éxito
completo, y avanzó hasta llegar a colocar su campamento en la población de
Zapotitlán.
17o.
Los indios peleaban con igual o mayor animosidad que los españoles, como
que defendían sus intereses y su libertad, pero a pesar de su denuedo fueron
vencidos por la táctica y la superioridad de las armas de los invasores,
quienes por pequeño que fuese su número, siempre batían a los indígenas que no
tenían más armas que la flecha, la honda, la lanza; y a quienes además
infundían gran pánico y un terror supersticioso, la caballería de
Alvarado. Con estas ventajas derrotó a
los quichés en una llanura próxima a la cuesta hoy denominada Santa María,
ocupó a Quezaltenango, y después de otra nueva refriega se posesionó de la
ciudad de Utatlán, capturando a los reyes quichés, y entregándolos a las llamas
con verdadero lujo de crueldad.
18o. Los cachiqueles estaban en
lucha con los zutugiles de Atitlán, y habiendo solicitado el auxilio de los
españoles, los aprovechó Alvarado, acogiéndolos como amigos, y logrando así
derrotar a los zutugiles, y ocupar la ciudad capital que estaba casi
abandonada. Alvarado siguió después
sobre Itzcuintlán, a la que redujo a cenizas; atravesó el río Michatoya,
haciendo colocar un puente, y llegando a Chiquimulilla, encontrose en el hoy
territorio salvadoreño, o sea en el señorío de Cuscatlán. Varios encuentros tuvieron los aborígenes con
los españoles, quedando en el de Acajutla, cojo Alvarado, para toda su vida;
pero en las cercanías de Tacuxcalco se dio un combate favorable a Alvarado y
este ocupó enseguida a Atebuán, unas de las primeras poblaciones del mencionado
señorío de Cuscatlán. Sin embargo, tan
ruda y formidable oposición se hizo a los españoles, en los dominios
cuscatlecos, que Alvarado, a quien se había recibido bien en un principio, se vio pronto rodeado
de indios enemigos, que habían sido víctimas de los abusos del ejército
invasor, y tuvo que retirarse a la ciudad capital de los cachiqueles, a la que
llegó, fundando el 20 de junio de 1524, la primera ciudad de Santiago de los
Caballeros de Guatemala, que duró poco tiempo, porque fue trasladada después al
valle de Pancoy o Almolonga, entre los volcanes de Agua y Fuego, el 22 de
noviembre de 1527.
19o.
Enviado a El Salvador Jorge de
Alvarado, hermano de don Pedro de Alvarado, fundó la ciudad de San Salvador el
1o. de abril de 1528, con el propósito de asegurar la pacificación del
territorio.
20o. El viaje de Hernán Cortés a
Honduras tuvo por objeto castigar la traición de Cristóbal de Olid. Salió de México el ilustre conquistador, el
12 de octubre de 1524, con 250 españoles y 3,000 indios auxiliares. Esta expedición sufrió horriblemente en el
camino hasta llegar a Nito, donde Cortés supo el fin trágico de Olid. De Nito se dirigió a Puerto Caballos, al que
dio el nombre de Puerto Cortés, y fundó además una villa llamada
Natividad. En Trujillo se recibió bien a
Hernán Cortés, quien congregó a los indios, ordenándoles obediencia al Rey de
Castilla, y prohibiéndoles el robo y los sacrificios humanos: dictó luego ordenanzas sobre el comercio, la
administración de justicia, el trato a los indios, y la moral. También dejó muchos cerdos, que se
reprodujeron abundantemente, y años después hizo venir desde México cuatro
buques, llenos de nuevas especies de animales y vegetales, entre estos últimos
la caña de azúcar. Después de descansar unos días el bizarro conquistador de
México, se hizo a la vela con rumbo a Veracruz.
CUESTIONARIO
1. ¿Cuál fue el primer país
centroamericano sojuzgado por los españoles? 2. ¿Cuándo volvió el Licenciado
Espinosa? 3. ¿Quién era el cacique Urraca? Cómo se portó Urraca contra los
invasores? 4.¿Fue completamente vencido Urraca? 5.¿Cuántos años luchó Urraca?
6. ¿Cómo se inició la conquista de Nicaragua? 7. ¿Qué hizo Gil González? 8. ¿A
quiénes envió Pedrarias a Nicaragua? 9. ¿Qué sucedió entre Hernández de
Córdoba y Gil González? 10. ¿Quiénes
fueron enviados a Guatemala y Honduras? 11. ¿A quién envió Hernán Cortés a
castigar a Olid, y qué hechos se sucedieron? 12. ¿Qué sucedió a Gil González?
13. ¿Cómo se vengaron de Olid sus dos prisioneros? 14. ¿Cómo era la expedición
de don Pedro de Alvarado? 15. ¿Qué acontecimientos provocó Alvarado? 16. ¿Cómo
peleaban los indios, y por qué eran vencidos? 17. ¿Qué hizo don Pedro de
Alvarado después? 18. ¿Quién fue enviado al Salvador? 19. ¿A qué se debió el
viaje de Cortés a Honduras?
4 Cardador: que limpia y peina las materias textiles antes de su
uso. Quien saca el pelo con la carda
(una materia textil) a los paños y felpas.
5 El autor se saltó el capítulo II en el original por error, ya que
hay continuidad en la narración histórica.
6 La bula es un documento pontificio relativo a materia de fe o de
interés general, concesión de privilegios, etc . La de la Santa Cruzada estaba destinada a
conceder indulgencias a los que iban a la
guerra contra los infieles (Cruzada) o contribuían con limosna a los
gastos de la misma. En el caso de los
fieles de España las indulgencias eran concedidas cuando éstos contribuían con
la lismosna determinada en la misma bula.
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