El Canal anglo-japonés por Nicaragua
Por José D. Gámez
Tomado de: Revista de la Academia de Geografía e Historia
de Nicaragua, TOMO III, No. 2, pp. 187-194, Tipografía LA PRENSA, MANAGUA,
NICARAGUA—C. A., 1939.
Tomado a su vez de: "La Patria", León, 6 de
Julio de 1916.
José
Dolores Gámez Guzmán (*1851-+1918) Historiador, periodista y político nicaragüense: Sus
padres fueron José Dolores Gámez Torres, pionero de la siembra de café en
Nicaragua, y Leonor Guzmán Reyes (salvadoreña)**. De 1878 a 1893 editó el
periódico “El Termómetro en la ciudad de
Rivas donde residía, Durante el Gobierno del Dr. Adán Cárdenas (1883-1887) estuvo
exiliado en Guatemala donde participó en el frustrado intento del Gral. Justo
Rufino Barrios de unir a Centroamérica por
la fuerza en 1885. En 1888 escribe su famosa “Historia de Nicaragua: desde los tiempos
prehistóricos hasta 1860, en sus relaciones con España, México y Centro-América”; escribiendo además
otros textos de historia entre los que se encuentran "Reminiscencias Históricas
de la tierra Centroamericana" e
“Historia Moderna de Nicaragua; complemento a mi
Historia de Nicaragua”.
Al subir el liberalismo
al poder en 1893 acompañó al Gral. José Santos Zelaya (1893-1909) en los
ministerios de Guerra, Fomento y Obras Públicas y Relaciones Exteriores e
Instrucción Pública. Al caer Zelaya
marchó al exilio en El Salvador, regresando en 1918 poco antes de su muerte.
El Canal anglo-japonés por Nicaragua
Por José D. Gámez
Mucho se ha hablado en
estos últimos días de lo que motivó la intervención filibustera del Gobierno de los Estados Unidos en los asuntos
interiores de Nicaragua; no faltando quiénes la
hayan atribuido a las supuestas
inteligencias secretas del presidente don José Santos Zelaya con el Gobierno del Japón,
para la apertura da un canal marítimo interoceánico por la vía
nicaragüense, en competencia con el de
Panamá, las cuales despertaron los celos del Gobierno de Washington 1.
De acuerdo con esa suposición, se publicó, hace algunos meses,
en un diario de Managua, una especie de leyenda con pretensiones de crónica,
que ha sido reproducida por varios otros periódicos de la América Central. Hay que agregar, sin embargo, en honor de la
verdad, qua aquella producción, firmada con el seudónimo Sherlock Holmes, es
muy ingeniosa, tiene bastante sal y pimienta y estereotipa, con mano maestra, los personajes que presenta en acción y las
interioridades del palacio presidencial de Managua en la fecha de los sucesos que refiere.
La leyenda en cuestión,
verdadero juguete literario de buen gusto, es, como llevamos dicho, ingeniosa y divertida, y se asemeja en su estilo a las
muy conocidas anécdotas de Sherlock Holmes inglés,1 que corren de mano en mano desde hace algunos
años; pero como esa leyenda, con todo
su gracejo puede, con el tiempo, formar
tradición y oscurecer la verdad histórica sobre sucesos que interesan a la
historia de los países centroamericanos, vamos a rectificarla, diciendo lo que
realmente hubo acerca de ese asunto tan
llevado y traído.
Antecedentes
En el año de 1894 era
Ministro de Fomento y Obras Públicas, en el gabinete del Presidente Zelaya, el autor de estas líneas. Uno de los asuntos que más preocupaban en
aquel entonces al Gobierno de Nicaragua,
era la apertura del canal interoceánico a través del istmo nicaragüense, cuya
concesión tenía dada, desde hacía más de
quince años, a una compañía americana, representada por el ingeniero americano
don Aniceto G. Menocal 2.
Esta compañía, que tomó el nombre de Compañía
Concesionaria del Canal Interoceánico, formó en seguida otra, compuesta de sus
propios miembros, que llamó Compañía Constructora del Canal de Nicaragua, y a
la cual encargó de hacer la obra en el tiempo
estipulado en el contrato con el Gobierno y de procurarse fondos con la
venta de acciones en diferentes mercados.
La compañía constructora
quedaba obligada, por el traspaso de la concesión, a comenzar los trabajos de la obra del canal en determinada fecha, y
también a tener invertidos en ellos, después de un año de comenzados, un millón de dólares por lo
menos. Para llenar esta segunda condición, cuando el plazo se acercaba, hizo no sabemos qué
arreglos con la quebrada empresa del canal francés por Panamá, en virtud de los cuales pasaron a San Juan
del Norte muchos materiales útiles: herramientas de trabajo, dragas, locomotoras y máquinas
complementarias, todo de segunda mano y a precio de quema; aforándolo también todo,
a la inspección del Gobierno de
Nicaragua, corno artículos nuevos, de
superior calidad. Después, no habiendo encontrado colocación para las acciones
puestas a la venta en los mercados
extranjeros, o sea, careciendo de recursos, la empresa americana del Canal por Nicaragua entró en un periodo de decadencia
que llegó a su colmo en 1894. 3
Mientras tanto, el Ministro
diplomático de Nicaragua, residente en
Washington, que ocupaba también asiento
en la Junta de Directores de la Compañía Concesionaria del Canal, radicada en
Nueva York, trabajaba a su vez
prestándole toda clase de ayuda, de acuerdo con las instrucciones que por cada correo le llegaban de la Secretaría de
Fomento de Nicaragua, encargada exclusivamente de aquel negociado. Era Ministro de Nicaragua, residente en Washington, el
doctor don Horacio Guzmán 4.
El doctor Guzmán,
condiscípulo y amigo desde la infancia del Ministro de Fomento nicaragüense, se valía preferentemente de su mediación, para
mejor entenderse con el Presidente Zelaya, sin la concurrencia de los demás miembros del gabinete de
Managua.
Durante el año de 1895
escribió Guzmán, confidencialmente, participando que creía perdida en absoluto toda esperanza de canal por Nicaragua, porque
la Compañía Constructora se había presentado
en quiebra, y la Concesionaria escapaba de ser concursada, alegando que
era ella una entidad jurídica, enteramente
distinta, y además, acreedora de la constructora, con la cual nada tenía de
común: que con esa argucia había logrado
recobrar su concesión; pero que creía muy
conveniente a los intereses de Nicaragua
que el Gobierno notificara al agente de dicha compañía, en Managua, la
caducidad de la concesión, por falta de cumplimiento a ciertas obligaciones
importantes, entre ellas, la de la apertura previa del canal del río Tipitapa,
destinado a unir los dos grandes lagos del interior, el cual no había aún
comenzado, y cuyo costo se estimaba en cuatrocientos mil dólares.
Al mismo tiempo, y dando
como un hecho la terminación del contrato con Menocal, el Ministro Guzmán sometía a la consideración del Ministro
de Fomento, siempre con carácter muy confidencial, la conveniencia de pulsar
reservadamente al embajador del Japón en Washington, para averiguar par su medio si su Gobierno , por sí o por
una compañía ad hoc, quería tomar a su cargo aquella obra tan importante.
Se procedió de
conformidad con lo que indicaba el Ministro Guzmán, en lo referente a declarar la caducidad
de la concesión otorgada a Menocal; pero en lo tocante a la
negociación con el embajador del Japón, no estuvo de acuerdo el Gobierno de Nicaragua, por considerarla demasiado grave
y delicada, como que ni el presidente
Zelaya, cuya indiscreción era proverbial, platicó con nadie del asunto.
Se le escribió así al
Ministro Guzmán, y se le llamó la atención sobre las malas consecuencias que podía
cosechar Nicaragua si los Estados Unidos sospechaban algo de toda aquella
intriga, la cual, por otra parte, no representaba más que una esperanza, tal
vez infundada. Se le recomendó, sin embargo, aunque encareciéndole tacto y
discreción, que estrechase más sus relaciones de amistad con el embajador del Japón y que, cuando éstas
hubiesen llegado a cierto grado de confianza, le platicara del asunto como cosa exclusivamente suya y
refiriéndose a rumores que hablan llegado vagamente a sus oídos, sin avanzar más, en caso de buen
éxito, sino hasta consultar y recibir instrucciones nuevas.
Dos
meses después informaba el Ministro Guzmán haber procedido con entero arreglo a
las instrucciones recibidas y que el
embajador japonés, después de haber mostrado mucho entusiasmo por un canal japonés por Nicaragua, había
consultado confidencialmente con su Gobierno y quedaba esperando instrucciones.
Pasados algunos meses más, sin que en
Nicaragua ni en los Estados Unidos hubiese
nadie sospechado cosa alguna de aquel trabajo el embajador del Japón informó al
Ministro Guzmán, que su Gobierno se excusaba por entonces de pensar en el
negocio del canal por Nicaragua, por encontrarse a la sazón metido en otros
asuntos que le preocupaban.
El incidente relacionado,
del cual tuvo oportuno conocimiento el Presidente Zelaya, quedó terminado de
absoluto, con tanto más motivo cuanto
que el Gobierno americano apareció en
seguirla gestionando ante el de Nicaragua, para que se le concediere hacer por
su cuenta la apertura del Canal.
Años más tarde, el
Ministro americano Mr. Merry 5 , suscribía en Managua un contrato con el representante del Gobierno de Nicaragua, por el cual obtenía, a nombre
del de los Estados Unidos, el privilegio
exclusivo para la apertura y explotación de un canal interoceánico a
través del territorio nicaragüense, mediante
cierta remuneración pecuniaria, aunque sin concederle soberanía sobre la faja
del territorio que ocupase. Como esto
último era justamente contrario a las instrucciones recibidas por Mr. Merry, pues exigían el traspaso de
soberanía nacional, el Secretario de Estado americano negó su aprobación al convenio y no hubo más
gestiones.
Suena lo del Japón
Antes del último
incidente relacionado, durante la corta existencia de la República Mayor de
Centroamérica, allá por el año de 1898,
la prensa americana denunció con mucho escándalo una tentativa, de parte del Ministro de la República
mencionada para entenderse con el Gobierno del Japón, o
sea con su embajador en Washington, acerca de una concesión de canal por
el istmo de Nicaragua. Aquello no era
cierto, y pudo tal vez haber sido una vaga resonancia de las antiguas pláticas
confidenciales del Ministro Guzmán, que
llegaban confusamente y con mucho retardo a la prensa novelera de los Estados Unidos. El asunto, sin
embargo, metió ruido por algunos días; pero corno nada pudo
concretarse, ni descubrirse, perdió su importancia, y poco después durmió el
sueño del olvido.
Vuelve a tratarse del
canal
A raíz de la celebración del Tratado
de Paz de Amapala de 1907 6 , entre los Gobiernos de Nicaragua y
el Salvador, hubo necesidad, por parte del primero, de enviar a México
una legación diplomática a cargo del
doctor don Fernando Sánchez 7 . Este, después de haber llenado el objeto de su misión, escribió confidencialmente al presidente Zelaya
avisándole que tenía noticia cierta de que los Gobiernos de la Gran Bretaña y el Japón pensaban
seriamente en tomar a su cargo la empresa de abrir un canal interoceánico a través del istmo de
Nicaragua, que fuera para uso común del comercio universal: que estimaba aquella como una felicidad para el
progreso nacional, y que, si le parecía bien y se le autorizaba en forma, podría pasar a Washington a tratar
del asunto con los embajadores inglés y del Japón.
Era en aquella época Ministro
de Relaciones Exteriores del Gobierno de Nicaragua el antiguo Ministro de Fomento de 1894, y fue con él con quien
discutió reservadamente el presidente Zelaya la consulta del Ministro Sánchez, encontrando que estaban
conformes en creer que aquel asunto podía
traer conflictos al país de parte del Gobierno de los Estados Unidos, sin perjuicio de que sería
imposible llevar a cabo la negociación, desde el momento en que fuese
barruntada en Washington.
Se resolvió, en consecuencia, contestar al Ministro
Sánchez, haciéndole presente la conveniencia de no tratar por entonces nada del canal, y de
ordenar por la Secretaría de Relaciones al Ministro de Nicaragua en Francia e
Inglaterra, don Crisanto Medina,8 que pasara en seguida a Londres y
procurase relaciones de personal amistad, en tanto cuanto le fuese posible, con
el lord Canciller y el embajador del Japón
en aquella Corte, y que una vez logrado esto, se les insinuase con habilidad
hasta averiguar cuánto tenían de cierto
los informes que había recibido el Ministro Sánchez acerca del proyectado canal
anglo-japonés; pero todo como una cosa
exclusivamente personal, sin referencia alguna al Gobierno de Nicaragua y basándolo en vagos rumores que
había recogido en París.
Así lo hizo el señor Medina, trasladándose a Londres por algunas
semanas, mientras cumplía con las instrucciones recibidas. Resultado que se obtuvo: Desde su llegada a
Londres, el Ministro Medina, se acercó con frecuencia a las personas que le
habían sido recomendadas, y con más
especialidad al embajador del Japón. Un
día que almorzaba con éste, y en que el
champán mantenía de buen humor a los dos amigos y provocaba a la expansión, aprovechó la oportunidad el diplomático
nicaragüense, para llevar la conversación a los rumores que había oído en Paris acerca de los proyectos
anglo-japoneses de abrir un canal interoceánico por Nicaragua, para servicio de
todas las naciones; rumores que, agregó, le
agradaría saber si tenían algún fundamento,
pues como representante de aquel país, se interesaba por todo cuanto con él se relacionaba.
El embajador del Japón,
hasta entonces jovial y expansivo, cambió súbitamente y, sin poder ocultar su
alarma. dijo al señor Medina que tales rumores eran absurdos, pues el Gobierno del Japón tenía en ese momentos el mayor
interés en hacerse grato a los Estados Unidos y merecer su confianza, porque necesitaba
de su amistad para la resolución de algunos asuntos de más importancia para su
patria, y que, por lo mismo, no podía pensar siquiera en empresas que no fueran
de su agrado y con su acuerdo previo: que la apertura de un canal por Nicaragua
seria siempre una competencia para el canal de Panamá, en la cual no podría
tomar parte nunca el Gobierno japonés.
El Ministro Medina procuró calmar la nerviosidad de su imperial colega y de
borrarle la mala impresión, asegurándole que su pregunta habla sido una mera
oficiosidad suya enteramente desautorizada; y mudó de conversación.
Con el lord Canciller
inglés no fue más afortunado el Ministro Medina. Aleccionado por la experiencia reciente, fue más cauto, y se valió de más
rodeos para tratar del asunte, pero el Canciller fue franco y terminante en declararle, como el embajador
japonés: que los rumores que le refería los consideraba absurdos, porque
Inglaterra, aliada a los Estados Unidos por vínculos de sangre, procuraba siempre la mejor armonía con ellos y les
había dejado, en absoluto todos los asuntos que se relacionaran con los intereses del Nuevo Continente: que
en esa virtud no haría cosa que no fuese de su
agrado, especialmente en asuntos de canal, en que tan interesado estaba
el Gobierno americano.
Todo aquello no tenía en
si mayor importancia; pero la suspicacia
japonesa fue más allá y quiso ver en la conversación amistosa y enteramente
particular del Ministro Medina, el deseo del Gobierno de Nicaragua de tratar con el Gobierno del Japón la apertura del canal. Así lo comunicó a su Gobierno el embajador en Londres, y parece que de Tokio
se dijo algo en ese sentido a la embajada en Washington, para que lo hiciese
valer en ocasión oportuna.
Tres años después, en
1910, Mr. Philander Knox,9 el conocido "Enano del Capitolio" buscaba pretextos con que
intervenir en Nicaragua y desarrollar más grandes combinaciones de la
Diplomacia del Dólar que, como es bien sabido, tenían por objeto el saqueo de un
pueblo débil. Fue entonces cuando principió
a rumorarse lo del canal anglo-japonés, y aun se dice que se valió de ello Mr.
Knox, para arrastrar al gabinete de
Washington hacia su tortuosa política de cínicos atropellos a la independencia y
soberanía de un pueblo hermano, cuya debilidad le aseguraba de quedar impune y
del éxito que obtuvo.
San Salvador, 11 de
agosto de 1913.
Jose D. Gámez.
(De "La
Patria", León, 6 de Julio de 1916).
*Las notas fueron puestas por el autor y
por Mario H. Castellón, biznieto del anterior.
**(Nota de M.H.C: Doña
Leonor Guzmán Reyes, era nicaragüense nacida en Granada, hija del que fuera
posteriormente del salvadoreño y futuro Presidente de su País de 1842 a 1844,
Juan José Guzmán, apodado Pico de Oro por su elocuencia).
1 Zelaya was regarded with
suspicion abroad. His imperialistic ambitions in Central America, as well as
his vocal rebukes of United States
intervention and influence in Central America, won him little support. Zelaya's
nationalist anti-United States stance drove him to call upon the Germans and
Japanese to compete with the United States for rights to a canal route. (Zelaya era considerado con cautela en el extranjero. Sus
ambiciones imperialistas en Centro América, así como sus denuncias de las
intervenciones y de la influencia de los Estados Unidos en Centro América le
restaron mucho apoyo. La posición nacionalista y anti-norteamericana de Zelaya
lo llevaron a invitar a los alemanes y japoneses a competir con los Estados Unidos por los derechos a
construir un canal) [Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos: “A Country
Study: Nicaragua”, lcweb2.loc.gov/frd/cs/nitoc.html] Ver también: Karl Bermann, “Under the Big
Stick: Nicaragua and the United States since 1848”, p. 137, Boston, 1986 47
2 Aniceto García Menocal (*1832-+1908).
Cubano de origen, tío carnal del Presidente de Cuba Mario García Menocal. Se
graduó de Ingenierio Civil en los Estados (Instituto Politécnico de Rensseleer,
en Troy, New York). Fue ingeniero de la
Marina de Guerra de los Estados Unidos, consultor del Departamento de Marina de
ese país y jefe del “Navy Yard” de la
Marina de Guerra norteamericana en la ciudad de Washington. En 1872, 1875 y
1885 participó en expediciones de exploración
para determinar la factibilidad de construir un canal interoceánico por
Nicaragua bajo el auspicio de la Marina de Guerra de los Estados Unidos. En
1880 consiguió una primera concesión para construir un canal por Nicaragua la cual
estuvo vigente hasta 1884. En 1887 consiguió Menocal una nueva concesión para
la construcción del canal adquiriendo para ello equipos usados por la compañía
de de Lesseps en Panamá incluyendo seis dragas que todavía pueden verse en estado de total deterioro sobre el
río San Juan. Este esfuerzo fracasó en 1890 porque la Compañía formada al efecto
no pudo conseguir suficiente financiamiento, ni el apoyo del Gobierno de los Estados Unidos.
3 Tanto el Presidente Zelaya como
su mencionado Ministro de Fomento, se mostraban partidarios acérrimos de la obra del canal nicaragüense,
y estaban dispuestos a hacer por ella cuanto les fuese posible, con entera prescindencia de
cuestiones políticas, de personas y lugares.
Ver: The New York Times:
“Nicaragua Canal”, February 7, 1892. Los enemigos de la Compañía- Concesionaria (porque
los tenía muy poderosos en los Estados Unidos),
trabajaban, mientras tanto, en contra de la idea del canal por
Nicaragua, demostrando la imposibilidad en
que se hallaba la Compañía Constructora para llenar sus compromisos y el
descrédito en que habla caído.
Aseguraban, además, que mientras existiera la concesión a Menocal, la obra no
podría realizarse por otras compañías
poderosas que estaban listas, ni aun por el propio Gobierno de los Estados
Unidos que se mostraba deseoso de ser el empresario.
4 Personaje inteligentísimo, sagaz y muy interesado en la
apertura del canal, que consideraba como la mayor felicidad para Centroamérica en general, y para
Nicaragua en especial. Horacio Guzmán
Selva (1848-1901). Hijo del presidente Fernando Guzmán (1867-1871) y doña
Fernanda Selva Estrada; nieto del Jefe de Estado don Silvestre Selva (1844). Se
graduó de medicina en la Universidad de Pensilvania, ejerciendo por un tiempo en Nicaragua donde también se
dedicó al periodismo. Fue nombrado Ministro de Nicaragua ante el Gobierno de los Estados Unidos por el Presidente
Evaristo Carazo (1887-1889) en 1887, tocándole negociar el asunto de límites con Costa Rica en el arbitraje ante
el Presidente Grover Cleveland. Ocupó ese cargo hasta 1897 ya en tiempos del Gral.
Zelaya. En 1901 fue Secretario de la Unión Panamericana en Washington, ciudad
donde murió en 1901. Fue hermano, del periodista escritor y político Enrique
Guzmán Selva.
5 William L. Merry (1842-1911),
fue presidente de la Cámara de Comercio de San Francisco, California. En 1892
fungía como Agente en los Estados Unidos de la Compañía Constructora del Canal
de Nicaragua de Aniceto G. Menocal. Fue nombrado en 1897 Ministro de los Estados
Unidos ante los Gobiernos de Costa Rica, El Salvador y Nicaragua, posición que ocupó hasta 1907 en El Salvador, 1908 en
Nicaragua y hasta poco antes de su muerte en 1911 en Costa Rica. Considerado como de opinión favorable hacia el Gral.
Zelaya.
6 Como una consecuencia de la
guerra con Honduras de 1894, se realizó un ensayo unionista a través del
“Tratado de Amapala” suscrito el 20 de junio de 1895 entre los presidentes de
El Salvador, Rafael Gutiérrez, Honduras, Policarpo Bonilla, y Nicaragua, José
Santos Zelaya, que resultó en lo que se llamó la República Mayor de Centro
América. Este fue un tímido intento por lograr la unión de Centro América, que
no contó con el apoyo de Costa Rica y Guatemala. La República Mayor de Centro América fue de
corta duración; se disolvió en noviembre de 1898
al ser derrocado el Gral. Gutiérrez de
la presidencia de El Salvador Ver: a) Ramón Ignacio Matus: “Revoluciones contra
Zelaya, 1893-1899”, Revista Conservadora, Nºs 19 al 21 (Separata), p. 7, Managua, 1962. b) Aldo Díaz Lacayo:
“Gobernantes de Nicaragua, (1821-1956)”, p. 101, Aldilá Editor, Managua, 1996. c) Enrique Belli Cortés: “50 Años de
Vida Republicana, 1859-1909”, pp. 263-270, 285-289; Managua,
1998. d) The New York Times: “Affairs in
Nicaragua”, November 2, 1897.
7 Fernando Sánchez Reyes
(*1848-+1926). Nacido en Jinotepe, estudio Derecho en la Universidad de León y
en la Universidad de San Salvador. Salió
al exilio en 1869 tras participar en la revolución de los generales Máximo
Jerez y Tomás Martínez contra el
presidente Fernando Guzmán. Participó también con Jerez en La Falange de 1876
contra el Gobierno de don Pedro Joaquín
Chamorro(1875-1879). Fue Ministro en el Gobierno
del Dr. Roberto Sacasa (1889-1893) y luego también lo fue de Relaciones e
Instrucción Pública de diciembre de 1899 a junio de 1903 en el Gobierno del
Gral. Zelaya. De 1903 a 1909 fue miembro
del Congreso del cual fue Presidente. Participó en varias misiones diplomáticas
a Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, México y Venezuela. Al caer Zelaya se
retiró a León a atender sus cuantiosos intereses económicos.
8 Crisanto Medina Salazar
(*1839-+1911). Nació en Chinandega el 17 de marzo de 1839 y murió en París el 7
de diciembre de 1811. Fue Ministro de
Nicaragua ante Francia, Gran Bretaña y España. También representó a otros
países de Centroamérica. Fue el
representante de Nicaragua ante el Rey Alfonso XIII de España en el proceso
arbitral de límites frente a Honduras e intervino también a favor de Nicaragua
ante el presidente de Francia Emile Loubet en el proceso arbitral de límites entre Costa Rica y
Colombia. Entre sus escritos sobre temas nicaragüenses se cuentan “Nicaragua en
1900” y “El Canal de Nicaragua y el porvenir de Centroamérica”.
9 Philander Knox (*1853-+1921).
Nacio en Brownsville, Pensilvania. Estudio Derecho en Mount Union College
graduándose de abogado en 1872. Ingresó a la Barra en 1875 y tuvo una brillante
carrera hasta alcanzar la presidencia de la
Asociación de Abogados de Pensilvania. Knox fue abogado de importantes
conglomerados industriales y financieros de los
Estados Unidos como Carnegie y Morgan, Procurador General de los Estados
Unidos de 1901 a 1904, y senador por Pensilvania
de 1904 a 1909 y de nuevo de 1917 a 1921. Fue Secretario de Estado (1909-1913)
del presidente William Howard Taft.
Desde que asumió la nueva administración de Taft y su Secretario de Estado
Knox, adoptó un enfoque más agresivo hacia el Gobierno de Nicaragua, aduciendo que Zelaya tenía un
efecto desestabilizador en la región centroamericana que culminó con la caída de este como efecto de la
nota Knox.
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