lunes, 20 de junio de 2016

I. Historia de la Costa de Mosquitos (Hasta 1894) por José D. Gámez Capítulo. I




Historia de la Costa
de Mosquitos
(Hasta 1894)

En relación con la conquista española,  los piratas y corsarios en las costas centro-americanas, los avances y protectorado del gobierno inglés en la misma costa y la famosa cuestión inglesa con Nicaragua, Honduras y El Salvador.



Por

JOSÉ  DOLORES GÁMEZ






Managua, D.N.
Nicaragua, C. A.
1915  -    1939  







José Dolores Gámez 
Autor del libro 


Dos Palabras Explicativas

            Don José Dolores Gámez dejó a su muerte cinco volúmenes, en su mayor parte sobre cuestiones históricas centroamericanas y el Congreso de Nicaragua ordenó bajo la Administración del General Moncada que todas las obras inéditas se publicaran por cuenta del Estado.
            Motivos de distinta índole han impedido hasta hoy que esas importantes obras vieran la luz pública, pero ahora en la Administración del General Somoza que protege decididamente los esfuerzos científicos y literarios nacionales se está realizando lo que hace muchos años debió ser patrimonio público
            Este volumen que se intitula «Historia de la Costa de Mosquitos» y que llegaba hasta 1858 será completado para que abrace el período que expira en 1894, precisamente al iniciarse la Reincorporación de la Mosquitia.
            El suscrito, Legatario de las obras del Sr. Gámez y de su Archivo Histórico, espera, con la documentación abundante que tiene de aquel suceso histórico que se llama la Reincorporación, poder escribir el 2º. Capítulo relativo a nuestro Litoral Atlántico.
            Para los amantes de la Historia Centroamericana y para los que ansían ver despejadas las fuentes de donde arranca nuestra nacionalidad, no dudamos que las páginas que hoy publicamos serán de algún interés.

            Managua, Julio 1939.
H.A.C.               
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CAPÍTULO I

            Descubrimiento y Relaciones de Viajes

(1502-1512)

               Resumen.-   Resonancia del viaje de Vasco de Gama.  -Colón hace su cuarto viaje. –Importancia que le daba. –Su mal recibimiento en Santo Domingo. –Las tempestades le arrastran a las costas de Centro América. –Descubre desde las Guanajas, pasando por el Cabo de Gracias, primera tierra nicaragüense, hasta la isla de la Huerta y el pueblo de Cariarí. –Topografía de la costa descubierta. –Noticias de sus habitantes. –Lo que éstos dicen las crónicas de los frailes. –Origen de las tribus nómadas. – Importancia de Veragua según Colón. –Vuelve éste a España y reclama sin éxito. – Muere en Valladolid. –Su hijo Diego promueve juicio a la corona de Castilla. –El Rey nombra gobernadores a Ojeda y Nicuesa. –Corresponde al último el gobierno de Veragua que abrazaba la costa hasta el Cabo de Gracias. –Quién fue Diego Nicuesa. –Fórmula que da el Papa a los conquistadores. –Salen las expediciones de Santo Domingo. .Desastre la de Ojeda en Cartagena. –Le ayuda notablemente Nicuesa. –Parte ése para Chagres. -´Se extravía con su buque y naufraga. -Continúa a pié su camino. –Sus compañeros, creyéndolo muerto fundan un pueblo. –Cómo logró Nicuesa reunirse con los suyos. -Funda la colonia de Nombre de Dios. –Es llamado de Panamá, donde no se le recibe. –Lo obligan a continuar su viaje y naufraga. –Su gobernación fue nominal. 

   Vasco de Gama 

            El feliz éxito del viaje de Vasco de Gama a la India por el Sur de África, resonó por toda Europa produciendo en los primeros días una impresión igualable por lo menos a la producida por los descubrimientos de Cristóbal Colón en el Nuevo Mundo, porque se veían más claras las consecuencias inmediatas y las incalculables ventajas. Esto fue para Colón un motivo de emulación que lo sacó del abatimiento en que vivía sumido desde su regreso a España cargado de cadenas por Bobadilla, concibiendo inmediatamente el plan de una nueva expedición que debía, según pensaba, exceder a todas las demás; opinión la que fácilmente persuadió a los Reyes Católicos, porque les demostró que España iba a reportar extraordinario provecho. Pero las influencias ocultas que se agitaban contra el ilustre genovés en el seno mismo del poder español, lograron aplazar mucho tiempo los preparativos y las cuatro carabelas o sean grandes embarcaciones sin puente que le habían concedido no estuvieron dispuestas para dejar el Puerto de Cádiz sino hasta meses después.  
            Aquella expedición, de apariencia tan mezquina; estaba destinada, sin embargo, nada menos que a una circunnavegación completa de la tierra según el pensamiento de Colón.                 
            Los reconocimientos que él había hecho anteriormente en las dos costas del Mar de las Antillas, aunque incompletos, le habían persuadido de que ambas costas paralelas se prolongaban a lo lejos hacia el Oeste, y presumía que iban a terminar al Mar de las Indias. Quería encontrar aquel estrecho y penetrar así en el Océano Indio, al que Gama acababa de llegar por el derrotero de África; y después de haber abierto aquel camino al pabellón castellano para un comercio opulento, volverse a Europa, bien por el Mar Rojo y Jerusalén, bien siguiendo las rutas portuguesas y dando la vuelta a la punta de África.\
          Tal era el magnífico plan que Colón se había trazado; y aunque no pudo encontrar un estrecho que no existía, ni penetrar en el Mar de las Indias, del que le habría separado, por Otra parte, todo un inmenso océano, cuya existencia no sospechaba, no por eso ha dejado de ser su cuarto viaje, después de los descubrimientos de 1492, el más importante de los que hizo al Nuevo Mundo y el más rico en resultados geográficos. [1]



Cristóbal Colón 
Descubridor de América 


          El 9 de Mayo de 1502 salió nuevamente de Cádiz el almirante Colón en su cuarto y último viaje, llevando como dijimos antes, cuatro carabelas y 140 hombres, entre los que se contaban su hermano, el adelantado don Bartolomé, y su hijo menor Fernando Colón entonces de trece años escasos de edad.  Impulsado por los vientos monzones arribó muy pronto a la Isla Martinica del grupo de las Caribes, y después de tres días, continuó la navegación a lo largo de la cordillera de las Pequeñas Antillas y costa meridional de Puerto Rico, hasta el 29 de  junio que llegó Colón a la embocadura del Ozama. Solicitó allí del gobernador de Santo Domingo, Fray Nicolás Obando, que le permitiera el cambio de uno de sus buques que estaba averiado, por otro en mejor estado, y además el permiso de ampararse en puerto con sus barcos, porque varios indicios le hacían presumir la proximidad de un fuerte temporal.  Ambas cosas le fueron negadas y no le quedó más recurso que el de dirigirse a lo largo de la costa en busca de un refugio. De camino se desató la tempestad y pudo pasar lo menos mal aproximándose cuanto le fue posible a la costa, hasta llegar a la Bahía de Azúa al Oeste de Santo Domingo, en donde pudo ampararse.
            Un segundo temporal, que sobrevino adelante, fue también pasado sin pérdidas en la bahía de Puerto Brasil, hoy Yacmel, desde donde se dirigió Colón a la costa del Continente Sur; pero las calmas que aparecieron poco después, entorpecieron el avance de sus barcos, los cuales fueron arrastrados por las fuertes corrientes del Mar Caribe hasta el archipiélago de las islas que llamó Jardín de la Reina. Sin tocar en éste y aprovechando una brisa favorable avanzó hacia el Sudeste y llegó a una isla llamada de Pînos, hoy la Guanaja, en donde recibió nuevos informes de que al Occidente existía un gran país rico, cultivado y lleno de habitantes industriosos; pero Colón alucinado con la creencia de que la gran corriente que cruza aquel mar debía desembocar en algún estrecho que permitiera circundar el supuesto continente de Cuba,  en el que creía encontrarse aún, y que por este medio podría realizar un cruce para las Indias delanteras, hizo rumbo al Este, a lo largo de la costa de Honduras, y llegó al cabo que llamó de Cajinas,  del cual pasó a la boca de un río denominado La Posesión y conocido después con el nombre de Aguán.
            Aquella exploración de las costas de Honduras, en los meses de Agosto y Septiembre fue verdaderamente angustiosa para  los expedicionarios que tuvieron que luchar las borrascosas tempestades, casi permanentes, que agitan aquellos mares, dificultando avanzar por las fuertes corrientes, a tal extremo que para llegar al cabo próximo, distante setentas leguas, tuvieron que tardar cuarenta días. Combatían sus débiles naves contra los elementos desencadenados, que las remolinaban sobre el grueso oleaje, y hubo un momento en que creyéndose perdidos los tripulantes, se confesaron unos con otros preparándose para una muerte próxima.  Después de larga y azarosa lucha lograron por fin doblar un cabo que habían tenido mucho tiempo a la vista, calmándose la tempestad poco a poco.
            Colón, penetrado de gratitud y religioso respeto, se arrodilló as bordo, oró fervorosamente y dio a aquel lugar el nombre de Cabo Gracias a Dios, que conserva hasta el día.
            La primera tierra de Nicaragua en su costa Oriental, o atlántica, acababa de ser descubierta por el propio Colón de un modo providencial, el 12 de Septiembre de 1502. En el siguiente día continuó Colón la exploración a lo largo del mismo litoral hasta llegar con sesenta millas a la embocadura del Río Grande de Matagalpa en cuya rada perdió un bote con su tripulación, por lo cual lo llamó Río del Desastre[2]. De allí guiándose siempre por la costa avanzó hasta la embocadura de otro hermoso río, que según creen algunos fue el Rama Inferior en territorio de Nicaragua, y según otros el Matina en el de Costa Rica, y ancló entre una isla llamada Quiribrí, a la cual dio el nombre de la Huerta, y el pueblo de Cariarí que estaba sobre un terreno florido sembrado de colinas y de árboles de extraordinaria  altura.  De aquel pueblo y de sus habitantes dejó hecha el almirante Colón una relación detallada, a la cual no referiremos oportunamente cuando tratemos de las tribus aborígenes que poblaban la costa oriental.
            En frente de las playas del Mar Caribe se levante a modo de valla gigantesca, una elevada cordillera que las separa del interior del país y la cual desciende en forma de un inmenso plano inclinado hasta el propio mar, arrastrando las aguas continuas de numerosos ríos y corrientes que avanzan al través de selvas seculares y de fértiles praderas.  En aquella rica y variada zona de terreno, existían palenques y tolderías de varias tribus primitivas, muchas de ellas descendientes de indios caribes, o caraibes de las Antillas, las cuales favorecidas por la espesura de las selvas y las asperezas del suelo, se resistieron siempre a la dominación castellana.
            Ese suelo privilegiado sirve de fondo a la costa que descubrió el almirante Colón en s viaje postrimero y que exploró desde el Cabo Cajinas hasta el Escudo de Veragua, en la cual quedó localizada más tarde la Costa de Mosquitos limitada por las embocaduras de los ríos Tinto Aguán de Honduras y el de San Juan en Nicaragua; zona que por su riqueza y su importante posición geográfica despertó la codicia inglesa por más de dos siglos y se convirtió en teatro de numerosos episodios históricos.
            Varias tribus primitivas, como hemos dicho antes, poblaban esa parte de territorio, la más fértil y valiosa del istmo centroamericano; pero a lo largo de su costa, que corre de Norte a Sur predominaba la de una raza que parecía ser más culta y mejor conformada que las de las otras tribus que poblaban aquel suelo.  El Padre Las Casas, hablando del pueblo indígena de Cariarí, que estaba inmediato a los palenques que se extendían a uno y otro lado de la embocadura del río Rama Inferior, refiere que existía allí la mejor gente y la mejor tierra que hasta entonces habían encontrado; y según el informe de Colón, a la Corona de Castilla, los naturales de aquel pueblo eran altos, robustos, bien proporcionados y  semblante risueño, aunque su idioma era diferente  de los antillanos.  Usaban camisas de algodón sin mangas, el cabello trenzado encima de la cabeza y el cuerpo pintado con figuras extrañas de colores rojo y negro.  Los jefes llevaban como distintivo una gorra de algodón tejido, adornada con plumas, y las mujeres ceñían su talle con vistosas telas y llevaban los labios, orejas y narices agujereadas y adornado con pendientes de oro muy bajo.  En sus chozas guardaban herramientas de cobre y de pedernal, objetos fundidos y soldados, crisoles y fuelles de pieles; y en el interior del mismo pueblo se veían sepulcros con cadáveres embalsamados, perfectamente conservados, envueltos en tela de algodón y adornados con joyas; luciendo tapas de madera con esculturas de hombres y animales hechas con alguna perfección.  La gente se alimentaba con la caza y con la pesca.
            La mayor parte de los habitantes de la zona que se llamó después Costa de Mosquitos estaba compuesta de indios jicaques, cruzados muchos de ellos con caraibes de las Antillas que en sus parciales emigraciones a la costa se iban quedando en ésta, aportando un regular contingente de sangre y de industria.  El esto, y especialmente hacia el interior, se hallaba poblado por otras tribus que llevaban distintos nombres.
            En 1610, o sea un siglo después de haber pasado Colón, si hemos de creer lo que aseguran sus crónicas los misioneros franciscanos de Guatemala que entraban por el río Yare a la costa de honduras conocida en esa fecha con el nombre de Taguzgalpa o Tauzgalpa, o bien por Matagalpa a la de Nicaragua, llamada Tologalpa, lograron formar reducciones apostólicas, que duraron poco tiempo, con las tribus zensas, tahuas, alhasuinas, xicaques, mejicanas, payas, jaras, taupanes, laos, fantasmas, gualas, alancas, guanaes, gualaes, limucas, almahualcas, iguyalas, cuges, bocayes, tomayes, bucatahuapas, huïcamas, panamacas, iziles, guagaes, motucas, barrucas, apazinas y nanaycas.
            Aquellas según el decir de los mismos frailes, formaban una raza bárbara y guerrera, de buena constitución y gallardas formas.  Hacían una vida nómada  vagando en grupos de familia por las montañas, levantando rancherías de débil y sencilla construcción en los lugares en que sembraban sus milpas; rancherías que formaban con dos postes altos y dos bajos, seis tijerales y unas cuantas hojas  de bijagua, y que sólo ocupaban en el tiempo de la recolección de sus cosechas. En cambio construían fortalezas inexpugnables en los ásperos picachos para defenderse de sus enemigos.
            En aquella fecha todo el vestido de los hombres se reducía a unas hojas de árbol o a pellejos de mariscos a modo de taparrabo, y el de las mujeres a una faja de algodón que ellas mismas tejían.  No habían perdido la costumbre de agujerearse las narices y orejas y de ponerse colgantes, aunque no de oro, como los de sus antepasados, sino de piedras de color; llevando en vez de las gorras blancas con que se distinguían los jefes, plumas de  papagayo alrededor de la cabeza.
            Todas aquellas tribus, sin embargo, aunque hablaban idiomas o dialectos distintos, reconocían pocas diferencias en su origen.  Se reducían por su sangre a solo cuatro ramas fundadoras, que eran:  La gran familia de los jicaques, o jicacos de Hondura, el producto de la mezcla de éstos con los caraibes antillanos, y las tribus descendientes de chontales y caribisis que procedentes de Nicaragua avanzaban en sus emigraciones hacia la costa.  A su vez con variedad de hombres, según  los lugares que ocupaban o cualquiera otra circunstancia, las tribus de 1610, se convirtieron en nuevos troncos fundadores de la sociedad costeña, o sea de aquella que con la llegada posterior de diferentes emigraciones extranjeras y particularmente de negros africanos se formó otra raza sui generis de Zambos-Mosquitos, que dio nombre a la localidad.
            Los descubrimientos   del almirante Colón a lo largo de la costa, que recorrió de Norte a Sur, le llevaron hasta Veragua, a la cual dio tal importancia  en cuanto a su riqueza, que procuró que nadie otro pudiera ir a aquel lugar y así lo escribió en su informe.  Más todavía, pensando  que el continente descubierto era el de Asia, confundió Veragua con el Aurea Chersonesus[3]  de la tradición hebrea y creía que era inagotable en oro y piedras preciosas.
            Vuelto Colón a España, trató de nuevo que la Corona cumpliera con lo que se había obligado en su contrato primitivo con él. La Reina Isabel, que tanto lo había favorecido, murió el 26 de Noviembre de 1504; y su viudo consorte, el rey Fernando, que tan pérfidamente se portaba con él lo estuvo entreteniendo con buenas palabras hasta el 29 de Mayo de 1506, en que la muerte lo sorprendió en Valladolid en un estado rayano de la miseria.

Fernando el Católico 

            Muerto el Almirante, su hijo y heredero don Diego ocurrió a los tribunales de justicia para que obligasen a la corona española a cumplir con las estipulaciones del contrato celebrado con su padre.
            Más de diez años habían ya transcurrido desde que Colón descubrió el Nuevo Continente,  sin que los españoles se hubiesen establecido en ningún punto del mismo; y solo fue el año de 1509 cuando esto se intentó seriamente, no por el gobierno de España, sino por audaces, codiciosos y fanáticos aventureros, algunos de los cuales adquirieron merecida celebridad por el extraordinario valor y brillantes cualidades que desplegaron en tan osada empresa.



Alonso de Ojeda

            El intrépido Alonso de Ojeda que había hecho ya dos viajes en solicitud de descubrimientos en los cuales había adquirido mucha reputación y ninguna fortuna, fue el primero que armó una expedición destinada a establecerse en el continente americano.  Acompañábanlo  Balboa, Juan de la Cosa, Pizarro y otros llamados a figurar en la primera línea en la historia de la conquista, no habiendo podido hacerla a causa de una enfermedad, el después tan celebrado Hernán Cortés.  En esta misma época Diego de Nicuesa, que se había enriquecido en la Española, noticioso de la riqueza de Veragua por los informes el finado almirante, solicitó simultáneamente con Ojeda la autorización necesaria  para ir a descubrir y poblar aquellos lugares.  Fernando el Católico aprobó y fomentó los deseos de ambos solicitantes, y si bien no quiso prestarles auxilios de ninguna clase, les prodigó títulos y patentes, nombrando a Ojeda gobernador de los países comprendidos desde el Cabo de Vela hasta la mitad del Golfo de Darién, y a Nicuesa de los situados desde la otra mitad de dicho golfo «hasta el fin de la tierra que llaman de Veragua, que es donde postrimeramente había llegado el almirante Colón».



            Era Digo Nicuesa un hidalgo natural de la ciudad de Baeza, antiguo criado de don Enrique Henríquez, mayordomo y tío materno del Rey Católico, de cuya casa salió para la Española con el comendador mayor Fray Nicolás de Obando.  Este, al hacerse cargo del gobierno de la isla, le dio en compañía, o mejor dicho al partir de las utilidades las encomiendas de indios con las cuales y explotando cruelmente a estos, sacó de las minas grandes cantidades de oro y se procuró mucha hacienda.  Enviado más tarde a España por los vecinos de la Española a solicitar al Rey la perpetuidad de las encomiendas.  Nicuesa aprovechó la oportunidad para negociar al mismo tiempo la gobernación de Veragua para sí.  
            La capitulación por la Corona, con Ojeda y Nicuesa lleva la fecha de 9 de junio de 1508, y en ella se consignan los límites de ambas gobernaciones a las que el Rey dio os nombres, respectivamente de Nueva Andalucía y Castilla de Oro y se dio a ambos gobernadores la isla de Jamaica para que de allí se proveyesen.  Pero don Diego Colón se opuso en virtud del asiento firmado con su padre, las expediciones hubieron de detenerse  dos años, no obstante tratarse de las dos primeras gobernaciones concedidas con el propósito de poblar dentro de la tierra firme del nuevo continente. 
            En 1509 llegó Nicuesa a la isla Española con cuatro navíos grandes y dos bergantines habiendo tomado de camino ciento y tantos indios de la isla de Santa Cruz, que vendió como esclavos según le estaba permitido hacerlo por su asiento o contrato, y compró otro navío  en Santo Domingo.
            Ojeda por su parte también estaba listo con su expedición que se componía  de tres buques montados por trescientos hombres, para ir a tomar posesión de su gobierno; pero antes de zarpar hubo desavenencias entre los dos futuros colonizadores, relativas al deslinde de las respectivas jurisdicciones; que al fin fueron arregladas por el geógrafo Juan de la Cosa que dividió el litoral comprendido desde el cabo de Vela hasta el de Gracias en dos porciones que arrancaban del fondo de Urabá o Darién, señalado como punto divisor común.     
            Ambos gobernadores para dar apariencia de legalidad a la conquista que iban a emprender, llevaban preparada una fórmula  que el Papa había hecho extender a una comisión de sabios y jurisconsultos y la cual emplearon en los sucesivo todos los demás conquistadores.  Ese documento curiosísimo, es muy digno de ser conocido por la posteridad.
—Dice así:
            «Yo Alonso de Ojeda, servidor de los muy altos y muy poderosos Reyes de Castilla y de León, domadores de las gentes bárbaras; yo su embajador y capitán, vos notifico y hago saber, como mejor puedo, que Dios nuestro Señor, uno y eterno, creó el cielo y la tierra y un hombre y una mujer, de quien vosotros y nosotros, y todos los hombres del mundo fueron y son descendientes procreados, y todos los después de nosotros vinieren; más por la muchedumbre de generaciones que de estos han procedido desde cinco mil y más años que ha que el mundo fue creado, fue necesario que los unos hombres fuesen por una parte y los otro por otra y se dividiesen por muchos reinos  y provincias, porque una sola no se podían sustentar, ni conservar.  De todas estas gentes Dios nuestro Señor dio cargo a uno que fue llamado San Pedro para que todos los hombres del mundo fuese Señor y superior, a quien todos obedeciesen y fuese la cabeza de todo el linaje humano, doquier que los hombres estuviesen y viviesen, y en cualquier ley, secta o creencia; y diole a todo el mundo por su servicio y jurisdicción y como quiera que le mandó que pusiese su silla en Roma, como en lugar más aparejado para regir el mundo, también le prometió que podía estar y poner su silla en cualquier otra parte del mundo y juzgar y gobernar todas las gentes cristianos, moros, indios, gentiles y de cualquier otra secta o creencia que fuesen.  A eso llamaron Papa que quiere decir admirable, mayor, padre, guardador, porque es padre y gobernador de todos los hombres.  A este Santo padre obedecieron y tomaron por Señor, Rey y superior del Universo los que en aquel tiempo vivían, y ansi mismo han tenido a todos los otros que después dél fueron al pontificado elegidos; y ansí se ha continuado hasta ahora y se continuará hasta que el mundo se acabe».
            «Uno de los Pontífices pasados que he dicho, como señor del mundo, hizo donación de estas islas y tierra firme del mar océano, a los Católicos Reyes de Castilla, que entonces eran don Fernando y doña Isabel de gloriosa memoria, y a sus sucesores nuestros señores, con todo lo que en ellas hay, según se contiene en ciertas escrituras que sobre ello pasaron según dicho es (que podréis ver si quisiérades).  Así que su Majestad es Rey y Señor destas Islas y Tierra Firme, por virtud de la dicha donación, y como a tal Rey Señor, algunas islas y casi todas, a quien esto ha sido notificado, han recibido a su Majestad y le han obedecido y servido y sirven, como súbditos lo deben hacer y con buena voluntad y sin ninguna resistencia.  Luego sin ninguna dilación fueron informados  de lo susodicho, obedecieron a los Varones  Religiosos, que les enviaba para que le predicasen y enseñasen  nuestra Santa Fe. Y todos ellos de su libre y agradable voluntad, sin premio ni condición alguna, se tornaron cristianos y lo son.  Y su Majestad los recibió alegre y benignamente, y ansí los mandó tratar como a los otros sus súbditos y vasallos, y vosotros sois tenidos y obligados a hacer lo mismo.  Por ende como mejor puedo vos ruego y requiero que entendáis bien esto que os he dicho y toméis para entenderlo y deliberar sobre ello, el tiempo que fuese justo, y reconozcáis a la iglesia por señora y superiora del Universo Mundo, y al Sumo Pontífice, llamado Papa, en su nombre, y a su Majestad en su lugar, como superior y señor Rey destas islas y Tierra Firme, por virtud de la dicha donación, y consintáis que estos Padres  Religiosos declaren y prediquen lo susodicho.  Y si así lo hiciérades haréis  y aquello que sois tenidos y obligados.  Y Su Majestad  y yo en su nombre vos recibirán con todo amor y caridad, y para que dellas y de vosotros hagáis libremente todo lo que quisiéredes y por bien tuviéredes, como lo han hecho casi todos los vecinos de las otras islas.  Y allende desto Su Majestad vos dará muchos privilegios, essenciones; y vos hará muchas mercedes.  Sino lo hiciérades o en ello dilación maliciosamente pusiérades, certificoos que con el ayuda de Dios, yo entraré poderosamente contra vosotros y vos haré guerra por todas las partes y maneras que yo pudiere, y vos sujetaré al yugo y obediencia de la Iglesia y de Su Majestad, y tomaré  vuestras mujeres e hijos y os haré esclavos, y como tales los venderé y dispondré de ellos, como Su Majestad mandaré.  Y vos tomaré vuestros bienes, y vos haré todos los males y daños que pudiere, como a vasallos que no obedecen ni quieren recibir a su señor y resisten y contradizen.   Y protesto que las muertes y daños  que de ellos recrecieren, sea vuestra culpa y no de Su Majestad ni nuestra, ni destos caballeros que conmigo vinieron.  Y de como lo digo y requiero pido al presente Escribano que me lo dé por testimonio signado».
            Consiguió Ojeda salir con su pequeña expedición de Santo Domingo, al mismo tiempo que Nicuesa con la suya el 22 de Noviembre de 1509.  Ojeda llegó directamente a Calamar, hoy Cartagena, y después de vencer a los naturales que intentaron oponerse al desembarco, los persiguió hasta Turbaco donde los indígenas, repuestos de la primera sorpresa, libraron y ganaron una formidable batalla en la cual murieron Juan de la Cosa y la mayor parte de sus compañeros, logrando a duras penas salvarse Ojeda.  Pero a tiempo  que tenía lugar este desastre arribó Nicusa al propio Calamar, y olvidando anteriores disgustos, dio a su rival los elementos necesarios para que tomara venganza de su vencedores, lo cual llevó a efecto, cebándose sangrientamente en ellos y reduciendo a cenizas la población.  
            De Cartagena partió Nicuesa con sus naves para Veragua; pero la carabela que lo conducía se apartó  del resto de la armada y tomó rumbo al Poniente.  Cuando transcurrido algún tiempo no vio sus navíos, regreso en su busca y entró en un río en el cual naufragó.  
            Continuó entonces su camino a pie por la costa tratando de llegar a Veragua y llevándose la barca de la carabela para atravesar los ríos y esteros.  En el entretanto llegaron a Portobelo los demás buques y de allí enderezaron para el río Chagres; pero no teniendo noticia de Nicuesa y creyéndolo muerto, tomó el mando el segundo jefe Lópe de Olano, el cual en vez de ir a buscar a su jefe se fue al río de Belén, tentado por la codicia, tratando de encontrar las minas de Veragua, y allí fundó un pueblo.
            En su  peregrinación por la costa logró llegar Nicuesa a la punta de una ensenada y por ahorrar camino dispuso poco a poco en la barca hasta la otra punta.  Una vez en esta descubrió que se hallaba en una isleta despoblada, en la que se carecía hasta de agua potable, y la cual llamó Isla del Escudo, pero cuatro de sus marineros huyeron con la barca y llegaron al río Belén, donde encontraron la demás gente de la expedición.  Olano no pudo desatenderse por más tiempo del deber de marchar en auxilio de su jefe y así lo hizo, saliendo enseguida a bordo de su bergantín, en cual llegó a la isleta y tomó a su bordo a Nicuesa con una parte de su gente que fueron conducidos a Belén.
            Nicuesa hizo juzgar a Olano y le habría dado muerte sin la intervención de sus compañeros que se interesaron por salvarlo.  Dejó en Belén a Alonso Nuñez en calidad de teniente y se dirigió al cabo Mármol, fundando una colonia en nombre de  Dios.
            A causa de revueltas en la colonia de Ojeda entre Vasco Núñez de Balboa y Martín Fernández de Enciso, los vecinos de Santa María la Antigua llamaron a Nicuesa para que los gobernase; pero este tuvo la imprudencia de que estaba resuelto a improbar cuanto se había hecho en la colonia sin excluir los repartimientos del otro.  Sabido que fue aquello por los colonos, acordaron no recibirlo en la ciudad y oponerse a su desembarco, y aunque Nicuesa, advertido del desacierto con que había  procedido, rogó que se le admitiera como simple soldado y no como jefe. Los colonos se mostraron inflexibles y hubo de emprender su viaje en su averiada carabela, harto feliz con que en el día de la desgracia le quedaron 16 amigos que con él quisieron compartir su mala suerte, pues nunca más se supo de ellos.
            Nicuesa, como se ha visto, fue el primer gobernador titulado de los territorios de Veragua, o sea de la costa Atlántica de Costa Rica, y Nicaragua, pero no tuvo tiempo para realizar sus proyectos de conquista en dicha costa ni siquiera para visitarla porque en el hecho no fue nunca gobernador de parte alguna.  La Costa de Mosquitos, incluida en aquella gobernación, no tuvo tampoco noticia de que el Papa había dispuesto de ella en nombre de Dios y de que S. M. C. había también entrado en posesión de sus dominios.
            Pero a todo eso faltaba aún el descubrimiento y conquista de la América Central en la vertiente del Mar del Sur u Océano pacífico con que limitaba la Costa de Mosquitos a que fue anexada más tarde.
            De ello trataremos en el próximo capítulo.                                            



     









[1] Saint Martín.-Historia de la Geografía
[2] Nota de MHC: Según estudios realizados por el Dr. Jaime Íncer Barquero, el Río del Desastre corresponde al Río Escondido. 
[3]     Aurea Chersonesus en latín Península de oro, fue el nombre usado para designar la Península Malaya por los geógrafos griego  y romanos  en la antigüedad clásica, el más famoso fue   Ptolomeo  en su Geografía en la Segunda Centuria de nuestra era.  

sábado, 18 de junio de 2016

Carta de Presidente Joaquín Zavala a José D. Gámez agosto 10 1882




Carta de Presidente Joaquán Zavala a JDG  



Presidente Joaquín Zavala 1878-1883

Historiador José Dolores Gámez 


Tomado de archivo siguiente de la universidad de Tulane https://digitallibrary.tulane.edu/islandora/object/tulane%3A50207





1880
Managua
 agosto 10


Sr. José D. Gámez
Sn Miguel
Estimado amigo:
Con el agrado de sempre recebí su favorecida del 20 y 21  del mes anterior.
Le estoy muy agradecido por las manifestaciones de amistad y consuelo que me envía
Con motivo de la muerte de mi inolvidable primo Manuel.
Tomo nota de las noticias que me envía sobre la situación y aguardo que seguirá poniéndome de lo que más ocurra que importa algo a nuestro país.
Siento que la plaga del chapulín todavía esté amenazando las sementeras de esa rpca.
Por acá desde que se enterró en los campos de Somotillo no ha vuelto a aparecer.  Las cosechas de maíz a pesar de lo seco de la estación son abundantes.
Soy de u. como siexpre. s afmo Amigo y S servidor.
Joaquín Zavala




CJZ -  II, 202

jueves, 16 de junio de 2016

Visión histórica-literaria de la Granada del siglo XIX en Amor y Constancia de José Dolores Gámez


Don José Dolores Gámez
Autor de la novela Amor y Constancia 

Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica
Visión histórica-literaria de la Granada del siglo XIX en
Amor y Constancia de José Dolores Gámez

Por: Miguel Ayerdis

"..antes de arribar a este último punto, al pasar por uno de los edificios de la plazuela en que se  encontraba una soberbia portada de piedra en la cual, entre varios adornos, se veía una corona  de relieve con una inscripción en honor a Fernando Vll, nuestro hombre se encogió de hombros. No contento con esto, cediendo a un impulso de odio y de desprecio, se inclinó al suelo, tomo un guijarro y lo lanzó contra la corona, murmurando entre dientes"

Así comienza la historia de Amor y Constancia, ese oscuro y hasta cierto punto olvidado "relato novelesco"* del historiador granadino José Dolores Gámez, publicado en 1878, y considerado por algunos autores como el intento más lejano de la narrativa de ficción nicaragüense.

A excepción de Nicasio Urbina quien hace un breve compendio de la estructura de la obra, en su libro “La Estructura de la Novela Nicaragüense”, y del escrito de Franco Cerutti, su descubridor, nadie más le ha dedicado estudio alguno a la obra. Unas cuantas líneas escritas por
Jorge Eduardo Arellano a finales de la década delos setenta en ocasión de la celebración del hallazgo del "ensayo de novela" -definición tomada del final del libro Historia de Nicaragua de Gámez- y de Nidia Palacios en su libro Antología de la Novela Nicaragüense completan las alusiones a la considerada “primera novela nicaragüense".

El presente trabajo pretende acercarse a la obra desde tres aspectos, que pueden servir de marco y punto de referencia para otros estudios. El primero tiene que ver con la importancia de Granada como uno de los principales focos independentista de Nicaragua y Centroamérica, y cuna de los primeros héroes republicanos

El segundo tiene que ver con los recursos estilísticos, temáticos y literarios en que se apoya el autor, con la intención de revitalizar un
Sentido de identidad nacional que reivindica el nostálgico proyecto morazanista del federalismo. Al igual que la mayoría de las obras decimonónicas latinoamericanas Amor y constancia es de factura romántica, y como acertadamente dice Octavio Paz, este movimiento
"fue epidérmico, patriótico y sentimental "características que reúne nuestra obra a estudiar y por donde vamos a seguir el rastro de las
intenciones del autor.

A la par que se recrea a grandes pinceladas la vida de la Granada pre y post-independiente, en Amor y Constancia encontramos una característica que matiza las de las novelas costumbristas  que tenían como temática central la vida del campo. Esta se refiere a la vida urbana, y los personajes reales y ficticios que aparecen -si bien apenas esbozados- representan a estratos y grupos políticos claramente estratificados. Este hecho -y es el tercer aspecto que abordaré en mi trabajo- enfatiza la tesis un tanto morazanista, hoy en día todavía vigente que se refiere al papel mediático que jugaron algunos criollos vinculados con el anterior régimen colonial y que dio al traste con el proceso de institucionalización y modernización de un verdadero estado federado.

Amor y Constancia(1878) obra del historiador José Dolores Gámez (1851-1918), publicada por primera vez como libro en 1997, narra la historia de una pareja de jóvenes enamorados, -Manuel y Beatriz- pertenecientes a dos aristocráticas familias granadinas, divididas por la vorágine independentista de inicios del siglo XIX. En medio de la guerra y las pugnas de los bandos, Beatriz es obligada a casarse con un amigo de su padre, acción que induce a su pretendiente a rescatarla y vengar la afrenta, pero para acceder a ello tiene que liberar, al lado de las fuerzas unionistas, "a la Patria de sus opresores"

El relato se inicia en 1828 fecha histórica para los ideales federalistas ya que Morazán y sus tropas van de victoria en victoria hacia la conquista de la principal plaza que se opone a sus proyectos, Guatemala. En Granada, mientras el pueblo celebra la navidad, un personaje amparado en la oscuridad sale de la ciudad con rumbo desconocido ¿Quién es ese personaje? El autor-narrador**** -en diálogo con el lector- utiliza este pretexto (analepsis) no sólo para presentarnos al héroe, sino para introducirnos en el contexto político en que se desenvolverá la historia.

Con una enorme carga histórica -que vislumbra al futuro historiador- conocemos a la familia de héroe, la de su prometida; sus inquietudes políticas al encabezar la abortada insurrección independentista de 1811, junto a jóvenes ilustrados granadinos. Más cercano al modelo de personajes de Alejandro Dumas y con cierto toque napoleónico, "Melico" -como cariñosamente le llama su criado-, "hacía frecuentes paseos al campo, en donde teniendo por techo el sereno cielo de Granada, y por tribuna muchas veces el tronco de un árbol, les leía (a un grupo de jóvenes) los derechos del hombre promulgado por la Asamblea Francesa, y concluía con ardientes y arrebatadoras improvisaciones que arrancaban aplausos a su auditorio"

En la víspera de la independencia lo encontramos conspirando y cuando los sacasistas deciden anexar Granada al imperio de Iturbide, encabeza junto a Cleto Ordóñez la rebelión y defensa de la república. La batalla entre realistas e independentistas efectuada en Granada es descrita por el
autor-narrador, tomando prestada -con anecdotario y proclamas- las memorias de Gerónimo Pérez

"Una hora después, con cierto misterio aparente, que llevaba por objeto llamar la atención, una compañía de gastadores cavaba un subterráneo en el centro de la plaza, en donde se colocaban barriles de pólvora y cajas de parque bien cerrados con una mecha que debían prenderse en caso de que Saravia atacase nuevamente y venciese, para hacer volar por los aires, juntamente con la población, al ejército invasor"

Al llegar al presente del relato ya sabemos el destino de Melico Briceño, en su viaje nocturno, su amada Beatriz -eco de la heroína danteliana de La Divina Comedia- ha sido entregada en matrimonio en Guatemala, refugio que su padre don Joaquín Somoza realista convencido ha escogido para huir de la violencia republicana. Lo acompañamos en su encuentro con Morazán que "se dirigían a la capital (Guatemala) en el mes de enero de 1829", integrándose a sus filas y combatiendo con la fiereza de cruzado medieval en la batalla final por la conquista de la antigua capital de la Capitanía General de Centroamérica.

Estos episodios que involucran al héroe, y otros dispersos, donde desfilan una galería de personajes históricos centroamericanos, constatan el afán del autor, de buscar no tanto el ficcionalizar como el de llenar el vacío historiográfico de la joven República. Trata como armar un "rompecabezas “incompleto y por lo tanto poco claro, donde adquiere gran relevancia Granada como lugar principal de la historia reciente*****. Los memorialistas e historiadores del siglo pasado vinculados a los bando en disputa, si bien mencionan los sucesos de 1811 y las revueltas de la década del 20, tienen un enorme sesgo partidista. Gámez -que militó en el federalismo hasta su muerte-, rescata esa "pieza" de historia pre y post-independiente, reivindicando el espíritu revolucionario de los granadinos y el papel protagónico que tuvo esa plaza en dichos eventos, al tiempo que enfatiza el meritorio carácter pluriclasista del movimiento, donde sobresale Cleto Ordóñez mestizo de "clase inferior", líder del movimiento y que es apoyado por criollos de linaje representados en la figura ficticia de Melico Briceño.

Al leer Amor Y Constancia, nos entra la duda por saber si es exacto llamarla "novela"****** o "relato novelesco" para ampliar el término y darle entrada a la crónica histórica o la memoria. El concepto de novela es largo y difuso en su historia, tal como lo señala Roland Bourneuf y Real Oullet en su ensayo titulado la Novela. El que nos llegó, con todas las limitaciones históricas conocidas, se refieren -por el consumo de las publicaciones de la época-a las que se publicaban como literatura de cordel, principalmente de origen galo, en la que hay que incluir el folletín. 6Por el estilo, la estructura y el tema de Amor y Constancia abemos que estamos ante una novela folletinesca. El folletín, de gran popularidad no sólo en el siglo pasado sino en nuestros días; publicados por entregas en periódicos, revistas o semanarios, nos remite a temas dramáticos o sentimentales, accesibles en su comprensión. Sergio Ramírez en su Introducción a la Antología del Cuento Centroamericano dice que el "folletín histórico-romántico es la primera manifestación formal de la narración en Centroamérica"

En Nicaragua el hallazgo de esta obra confirma lo dicho por Ramírez, pero ¿qué tiene que ver esto con la identidad nacional y el unionismo?.

El romanticismo en su concepción pura europea es definido como una "actitud ante la vida", que supera las fronteras del arte; es una reacción -Como dice Paz- a la ilustración, es una "...tentativa de la imaginación poética por repoblar las almas que había despoblado la razón crítica", es decir la reivindicación de la libertad, de la identidad y del yo individual. Ramírez cuando habla de Folletín le incluye dos adjetivos con los que se identifica Amor y Constancia: histórico y romántico.

De clara ascendencia romántica, la historia central de la novela es la del amor platónico entre el joven Melico Briceño y Beatriz Somoza. Historia
sencilla, sin ningún grado de complejidad en la trama. A pesar de estar apenas delineados en su configuración física, el autor nos abre -en todos los episodios donde aparecen los héroes- sus corazones, compartiendo con ellos, sus dichas y desdichas; en lo afectivo y en lo patriótico, ya que estos dos sentimientos son un todo en la pareja.

Hay cierta evolución en sus sentimientos, que se oponen, llenan vacíos, o cierran cicatrices: 7"El amor, (Beatriz) esa divina emanación de la Providencia, ese oasis en el desierto de la vida, fue un bálsamo de consuelo para el lacerado corazón de Briceño, quien al probar por primera vez las dulces ilusiones de novel pasión, se creyó pagado con usura de la amargura anterior de su vida (su destierro, por participar en la revuelta de 1811).

En otro momento uno de estos sentimientos se impone al otro, sin anularlo del todo: "Briceño, entre su amor y su patria, optó por ésta, tanto más que conservaba la esperanza de ganar mas tarde la voluntad del padre de su amada"16 La fusión de ambos sentimientos se da en vísperas de su estreno bélico, al dar la batalla por la toma de Guatemala: El Coronel Briceño, vestido de riguroso uniforme, en un soberbio caballo negro, con el semblante pálido, los ojos chispeantes y el entrecejo arrugado, figuraba en su puesto esperando con impaciencia la hora de apagar con sangre el furor que devoraba su alma"

El concepto de identidad nacional que el autor trata de enjuiciar en la novela no es el mismo que posteriormente tratará de definir en su Historia de Nicaragua (1889). No es el que rescata un pasado histórico, y el de "una comunidad con identidad propia surgida del proceso de mestizaje" sino el de las ideas morazanistas de "gran patria libre y fuerte por la unión de los estados" La paz, ese don del Cielo concedido como un beneficio de la Providencia a los pueblos de la tierra, reinaba en Centroamérica. Al amparo de ella se desarrollaba el comercio y la industria; y un porvenir halagüeño sonreía entonces a nuestra nación". "Morazán, ese genio centroamericano, de imperecedera memoria entre nosotros, era el Presidente de la Nueva República Federal"

Publicada en las primeras doce entregas del semanario el Termómetro (15-2/15-6-1878) que el autor fundó y dirigió en la ciudad de Rivas, Amor y Constancia, recoge otros elementos que la emparentan con la novela idealista o sentimental y los cuadros de costumbres, variaciones latinoamericanas del romanticismo. Luis Alberto Sánchez reconoce que toda novela romántica es idealista, no obstante sería "injusto considerarla por ello ajeno a la realidad" y señala que este género "prefiere lo remoto a lo presente e inventa una realidad a medida de nuestros anhelos".

La historia de Melico Briceño tiene ese sesgo ideal de un pasado que pudo ser heroico y que entraña unos sueños políticos inalcanzables en la vida real. Este ideal heroico que el autor trata de construir a partir de los acontecimientos de la Independencia y los primeros años de vida republicana los encontraos en los atributos y comparaciones que el autor-narrador hace con respecto a héroes literarios populares como Guillermo Tell del poeta romántico Alemán Schiller, Medoro y Angélica del poeta renacentista italiano Ludovico Ariosto y de Beatriz Portinari, la mujer ideal de Dante y heroína en sus dos obras cumbres del florentino, Vita Nuova y La Divina Comedia. Al igual que el héroe de Orlando Furios de Ariosto, Melico Briceño casi pierde la razón en sus luchas feroces por la libertad de su prometida y de su patria: "...mientras un hombre en un caballo blanco recorría las plazas y calles procurando calmar a los soldados y dar garantía a los vencidos; otro, cubierto de heridas, el uniforme destrozado, con un pedazo de sable destilando sangre y rompiendo a espadazos el caballo negro que montaba, ronca la voz y ennegrecido el rostro por el humo del combate, excitaba al degüello y pedía sólo sangre!

El viaje que realiza Melico para rescatar a su Beatriz, tiene cierto paralelismo o por lo menos, como decía arriba, ecos del viaje del héroe de la Divina Comedia. Dante sortea miles de vicisitudes en el infierno, en el purgatorio, con la ilusión de encontrar a su Beatriz en el paraíso. Melico pasa el infierno de la guerra, el purgatorio de la paz, y el paraíso de la unión, cumpliéndose el sueño de ser feliz en el amor y en los ideales políticos, constatando con ello ese paralelismo de ideales que mencionábamos anteriormente.

El costumbrismo es una corriente literaria popular como decía anteriormente- emparentada con el romanticismo, que se cultivó en América La tina, durante casi todo el siglo XIX. Su justificación la encontramos en la configuración teórica y literaria de la identidad nacional de América, tal como lo señala France Kinloch Tijerino en su ensayo "Civilización y Barbarie: Mitos y símbolos en la formación de la idea nacional: 10"Como lógica respuesta, la identidad del criollo se expresó en un sentimiento de orgullo con respecto a su geografía: en una exaltación de la naturaleza americana"

Amor y Constancia recoge ciertas pinceladas de lo que algunos autores han llamado cuadros de costumbres. Conociendo las lagunas en nuestra historiografía nacional, estos pasajes, que tratan de recrear la vida social y cultural de la Granada de finales del siglo XVIII e inicios del XIX, revisten singular importancia. Calles, iglesias, casas, actividades religiosas navideñas, -desaparecidas en algunos caso como las "entregas" y la plaza de San Sebastián- y las fiestas de casamiento de criollos pudientes (como el de los abuelos de Melico, son descritas al inicio de la novela con la doble finalidad de “descubrir” Granada (en el sentido Humboltiano del término), y de ubicar el lugar y el contexto en que se desarrolla la historia, convención típica de la narrativa tradicional: Retratos de ambientes nocturnos conjugados con el anonimato del personaje: "Daban el toque de ánimas en el Convento de San Francisco, cuando de una casa inmediata salió un hombre embozado hasta los ojos". Lugares conocidos con el fin de perpetuar las calles lugares y acercar el relato al lector: "...se encaminó resueltamente hacia el Poniente de la población, en la calle conocida entonces por "El Arsenal", sobre la cual anduvo hasta llegar a la plazuela de "Los Leones "

Tradiciones religiosas, todavía al uso en esa época y hoy desaparecidas, como las “entregas”, que se hacían en ocasión de navidad: "En el centro de aquella muchedumbre, bajo un lujoso paraguas de seda, era llevado con todo respeto un Niño Dios de madera, al cual acompañaban todos los fieles paseantes entre músicas, cantos y rezos y grandes humaredas de incienso; disparando, de cuando en cuando, bombas y cohetes, que arrancaban gritos de aplausos a la concurrencias “No obstante, más allá del deseo de pintar esos cuadros y recrear ambientes urbanos de la Granada del XIX, se esconde un deseo de reivindicar la constancia de ciertos héroes unionistas y republicanos granadinos, cercanos en ideales, de igual forma encierra una crítica a otros personajes por su ambigüedad o simpatía a proyectos "imperialistas" o separatistas. Para ello parte de su ascendencia social: Manuel Briceño (modelado quizá en la figura de Dionisio Cuadra), criollo, hijo de inmigrante Español, de cierto linaje, caído en desgracia con la corona, -razón por la que se refugiaron en Granada-, tiene la virtud de tener formación académica; Joaquín Somoza padre de Beatriz es un rico propietario "imperialista realista", amigo de los Aycinena de Guatemala. Ordóñez es un mestizo, caudillo popular del pueblo, "además médico y poeta natural".

Crisanto Sacasa a quien Coronel Urtecho en sus Reflexiones sobre la Historia de Nicaragua rescata como el fundador del partido Conservador, precursor del Liberal, de comportamiento 12"colonial" y "que no ocultaba su desprecio por las llamadas clase inferiores", por su actitud voluble en política, es puesto como villano en la novela: "Sacasa, aunque amante de la República, nacido y criado bajo el régimen monárquico, necesariamente debía tener cierta duda acerca de la existencia real de una clase de Gobierno semejante, que en aquel tiempo se consideraba utópico.

El anterior personaje junto a Juan Argüello y Manuel Antonio de la Cerda, considerados fundadores de la naciente República Independiente son rebajados a un segundo plano y tratados con cierto desprecio por sus acciones bélicas y "anárquicas". Mientras, reivindica a personalidades nacionales y centroamericanas cercanas a los ideales unionistas, y desligados de los grupos oligárquicos-separatistas, como Sandoval (José León) director del estado de Nicaragua en 1839, Juan José Guzmán, entre otros.

La ambigüedad es algo que planea en toda la obra, debido principalmente a la falta de distanciamiento del autor-narrador, con la historia. Esta debilidad propia de una obra tempranera y de corte popular, lo vemos en las constantes rupturas de la diégesis literaria, ya que sin que medie transición alguna, el narrador se dirige directamente al narratorio -como bien lo señala Nicasio Urbina en su libro antes mencionado- y poniéndose el “sombrero” de historiador nos lanza observaciones como estas:

"Somos imparciales: ambos bandos causaron nuestra contiendas; ambos
también contribuyeron a nuestra dicha, los unos procurando el orden, la conciliación y la justicia; los otros lanzando al país a las ideas nuevas y libres que hoy resplandecen en nuestra patria y forman nuestra mayor gloria"

Para concluir, podemos decir que Amor y Constancia es una obra inauguradora, no sólo de la narrativa nicaragüense sino de la historiografía nacional. Historia y ficción unidos como un todo al servicio de un ideal romántico que trasciende el conflicto de pareja y que nos remite a la historia y a sus fuentes para entender el punto de vista del autor.

Identidad y costumbrismo decimonónico, unidos como conceptos que ven a la historia como reflejo y expresión de un proyecto ideal, frustrado o mediatizado en sus orígenes. Federalismo o República como alternativas a la colonia, analizadas a partir de sus orígenes, con sus protagonistas principales y en una de sus plazas principales, Granada. De modesta calidad literaria, Amor y Constancia debe dejar de ser una simple reseña para ocupar su verdadero lugar en la historia literaria nacional.
UCA/13-7-98

NOTAS
BIBLIOGRÁFICAS
14
1-
José Dolores Gámez, "Amor y Constancia", pág.13
2-
Nidia Palacios, “Antología de la novela nicaragüense, pág.
3-
Octavio Paz, "Los hijos del limo", pág.117
4- Op. cit.,pág.90
5- Op. cit.,pág.30
6-
Gerónimo Pérez, "Obras históricas completas", pág.461
7-
Op. cit., pág. 57
8-
Op. cit., pág.87
9-
José Coronel Urtecho, "Reflexiones sobre la historia de Nicaragua (de Gainza a Somoza)"; apéndice al tomo II, pág.15 10- Op. cit.,pág.458
11-
Roland Bouneuf y Real Oullet, "La novela", pág.13-42
12-
Sergio Ramírez, "Antología del cuento centroamericano", pág.17
13- Ibid., pág.19
14-
Op. cit., pág.121
15-
Op. cit., pág.33
16-
Op. cit., pág.52
17-
Op. cit., pág,91
18-
José Dolores Gámez, "Historia de Nicaragua"
19-
Nelly Miranda y Alejandro
Bravo, "Nicaragua en busca de su identidad", recopilación
de textos, pág.122
15
20-
Longino Becerra, "Morazan Revolucionario: El liberalismo como negación del
iluminismo", pág.25
21-
Op. cit., pág.103
22-
Luis Alberto Sánchez, "La novela romántica centroamericana", pág.133
23-
Op. cit., pág.92
24-
France Kinloch Tijerino, "Nicaragua en Bus
ca de su identidad", recopilación de textos,
pág.262
25-
Op. cit., pág.13
26- Loc. cit.,
27-
Op. cit., pág.16
28-
Op. cit., pág.68
29-
Op. cit., pág.48
30-
Op. cit., págs.119,128 y 130
31-
Op. cit., pág.40
32-
Op. cit., pág.48
33-
Op. cit., pág.65
*“Relato novelesco” lo planteo siguiendo el concepto que Emilio Carrillo utiliza en su ensayo “Prosa y Romanticismo” donde la define como “anticipo de la novela” y menciona una serie de obras que mezclan historia reales y ficticias. (ver bibliografía básica)
**En la edición príncipe de ̈Historia de Nicaragua, revisada y editada por el mismo autor José Dolores Gámez, incorpora a manera de apéndice al final del libro, una nota donde anuncia que ha “principiado a escribir Amor y Constancia -novela histórica y de costumbres nicaragüenses, calcada sobre el ensayo de novela que con el mismo nombre publicó el autor en 1878”. Parece ser que Gámez no realizó este proyecto.
Jorge Eduardo Arellano toma los término “ensayo de novela” y “costumbrismo” sin especificar nada. Creo que el primer término se refiere a tentativa o prueba de novela y el segundo al fondo de es
cenas populares, de acentuado color local que encontramos al inicio del texto.(ver bibliografía básica)
*** Simplificando, podemos decir que a partir de 1820, víspera de la independencia de España, se configuraron dos bandos, unos propugnaban la defensa de la libertad y el otro el de la igualdad. Conceptos que definirán dos modelos de estado y de gobierno:
-Los que propugnaban por la libertad, eran defensores
de un estado pluralista o participativo, ya sea unitario o federal. Este bando, apoyado por comerciantes granadinos no le importaba mantener en su seno algún tipo de herencia colonial. En él puede inscribir a Arce, Montufar, Sacasa, Aycinenas, y el personaje ficticio de don Joaquín Somoza.

-El bando por la igualdad, influenciados por el despotismo ilustrado de Rousseau, propugnaban un estado de corte absolutista, donde no se aceptaba la disidencia de ningún tipo. Para alcanzar la igualdad se necesita coartar la libertad y es o iba en contra de los intereses del otro grupo. Defendían la constitución del 24 que limitaba las libertades de asociación, de comercio, política etc. En este bando se inscriben Barrundia, Molina, Morazán, y el personaje ficticio de la novela
Manuel Briceño. Cleto Ordóñez caudillo en la historia aparece como cercano a esta corriente pero también era suceptible al del otro grupo (Ver Coronel Urtecho, texto citado en la bibliografía).

En la novela hay poca claridad en torno a los bandos en pugna, quizá por el marcado carácter de síntesis y el desequilibrio evidente entre el rela
to principal (el amor de Mélico y Beatríz) y el fondo de la historia (los sucesos de la independencia y sus consecuencias). Hay una simplificación de los hechos y de los bando en pugna: aquellos que apoyan el imperio (Iturbide) o que se oponían a la constitución del 24 (realistas, serviles o conservadores) y los que propugnaban por una república unida o federal centroamericana, sustentada en las
constituciones del del 24 y 28 (este bando es descrito como unionistas, federalista o liberales indistintamente). 
Importante es decir que la novela recrea un pasaje oscuro o poco claro de nuestra historia, como es el de 1821-1823. Esta etapa el autor la reconstruye según su punto de vista, tomándose la libertad de destacar a unos o denostar a otros, aunque sea con breves referencias como es el caso de Juan Arguello y Manuel Antonio de la Cerda. (sobre la revolución independentista, el liberalismo y otras corrientes de pensamiento en C.A próximamente saldrá al mercado un libro
del Dr. Adolfo Bonilla donde aborda a profundidad estos temas)
****El término autor-narradr lo utlizo tal como lo digo al final del trabajo, en el sentido del no distanciamiento del autor de su obra. Esto es muy típico de los géneros decimonónicos muy populares en América Latina, principalmente en el folletín y la novela costumbrista. Sergio Ramírez habla de ese “entrometimiento feroz” del autor en la suerte de los personajes y los diálogo constante con los lectores, adelantándose  en los acontecimientos y dejando en suspenso los capítulos, en el caso de las obras por entrega. (leer la introducción de la Antología del Cuento Centroamericano. Ver bibliografía) 
          ***** Emilio Carrillo en su trabajo “Prosa y Romanticismo” adapta la equivalencia de la clasificación europea de la novela romántica a la de Hispanoamérica. Siguiendo este criterio “Amor y Constancia” puede inscribirse dentro del concepto de novela histórica hecha por
Carrilla, ya que se siente el “predominio de la información sobre la creación”, el “dato histórico” y los afanes de reconstrucción de la época. (ver bibliografía citada)

          ****** La evolución de este concepto hace que no lo podamos encasillar, pero si se puede partir de las características que se han mantenido en cada época histórica y clasificarlas por su variaciones surgidas en el tiempo, tal como lo hace Bouneuff y Oullet, en su libro “La Novela ̈”para ello parten de una definición básica general y es en ese sentido en que la utilizo: ”narración de una historia ficticia”.(Ver bibliografía)

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