NOTAS HISTORICAS
POR
EL DR. MÁXIMO NAVAS ZEPEDA
CANCILLERES
DE NICARAGUA:
INFLUENCIAS
Y REMINISCENCIAS
JOSÉ DOLORES GÁMEZ
I DATOS
BIOGRAFICOS
Nació
José Dolores Gámez el 12 de junio de 1851 en la ciudad de Granada, siendo sus
padres Don José Dolores Gámez Torres, modesto comerciante granadino y Doña
Leonor Guzmán, de estirpe salvadoreña.
Transcurren su niñez y su primera juventud en Granada, se educa en
aquella época tan desorganizada que sigue a la Guerra Nacional, cuando las
instituciones del estado resquebrajadas por larga contienda estaban
restituyéndose, y el sistema educativo mantenía como base el viejo y arcaico
método colonial; a los 15 años de edad se gradúa José Dolores de Bachiller en
Filosofía y ya en 1869 ha cursado tres años de estudio de Derecho, pero una
aventura paternal le obliga a renunciar a su carrera: su padre se enamora de
una dama salvadoreña y huye con ella del país, yéndose a El Salvador.
A causa del suceso
antes relatado el Joven Gámez tiene que abandonar los estudios y dedicarse al
trabajo para ayudar al sostenimiento del hogar integrado por la madre y cinco
hermanos, trabaja primero como dependiente de una casa de comercio, luego como
aprendiz de tipógrafo hasta dominar el ramo, y por último como telegrafista en
la administración general de la ciudad de Granada.
Meritoria es su
actitud para con su familia, pero Gámez comienza ya entonces a mostrar aquel
espíritu inquieto, viajero, investigador que le caracterizará toda su vida y
durante los primeros años de la década del setenta viaja para Honduras, El
Salvador y Guatemala recogiendo datos que luego le serán de utilidad al
escribir sus libros de historia de Nicaragua.
En 1874 regresa a
Nicaragua, se establece en Rivas, sede del principal ideólogo liberal Máximo
Jerez y bajo su tutela funda su primera empresa periodística, un seminario que
llevó por el título EL TERMÓMETRO, que Jerez se embebe de los principios del
liberalismo exaltado de los cuales será un abanderado por toda su vida y de él
también adquiere su vocación a la lucha por la unión centroamericana; en esa
misma ciudad de Rivas se casa en 1875 con la Señorita Camila Umaña, nieta de
Don Máximo Espinoza uno de los más ricos terratenientes del país.
Durante esa época y
hasta 1883 dirigen los destinos del país los elementos del Partido Conservador,
más conservadores, los miembros de la agrupación denominada “El Cacho” y la
situación de los liberales desde un puntos de vista de poder político es
bastante marginal; Gámez se dedica esos a años a divulgar su credo liberal,
entre un grupo de discípulos que forma a su alrededor, en 1880 une a El
Termómetro la pluma castiza y brillante de don Enrique Guzmán, con quien le
vinculan en esa época comunidad de ideales, pues es de hacer notar que Don
Enrique aunque granadino, hijo del Presidente Conservador General Fernando
Guzmán fue durante su juventud liberal apasionado, miembro de aquella falange
de Jerez que recorrió y alborotó Centroamérica, con la ilusión ilusoria de
unificar el istmo.
En 1882 surgen dos
candidaturas dentro del Partido Conservador, la del General Pedro Joaquín
Chamorro, promovida por “El Cacho” y la del Dr. Adán Cárdenas, promovida por el
elemento más progresista del partido, triunfa esta segunda que es apoyada por
los liberales, pero como al subir a la
Presidencia el Dr. Cárdenas no dio a los
liberales la preeminencia que éstos esperaban, conspiran éstos contra él y
condena a algunos al destierro. Entre los conminados a tal pena va Gámez quien
ese año de 1883 se dirige a Guatemala y allí se convierte en discípulo del
dictador Justo Rufino Barrios quien estaba dispuesto a lograr la unión del
istmo por la fuerza de las armas; en 1885 Barrios pone su plan en marcha, va
con los nicaragüenses que después informarán páginas de nuestra historia:
Zelaya, Rigoberto Cabezas, Gámez, pero la aventura termina con la muerte de
Justo Rufino Barrios, en el campo de batalla de Chalchupa.
En 1887 sube al
poder el Coronel Evaristo Carazo y Gámez regresa al país, el 14 de julio de
1888. El Ministerio de Instrucción Pública declara abierto un concurso para la
redacción de un tratado elemental de Historia de Nicaragua y Gámez que durante
años se ha dedicado al estudio de nuestra historia valiéndose de las fuentes
que encontrara tanto en Nicaragua como en los otros países Centroamérica en que
vivió se presenta y gana, su obra es adoptada como texto oficial de enseñanza
en los colegios desde 1889.
En ese mismo año
muere Carazo y le sucede en la Presidencia el Dr. Roberto Sacasa, Gámez aunque
de diferente ideología política le es simpático el gobernante quien lo tiene en
carácter de confidente.
Llegamos a 1893 y
con él, al derrocamiento de Sacasa, primeramente dirigido por sus mismos
correligionarios conservadores, Gámez permanece al margen de los acontecimientos,
pero en julio y por actividades del General Zelaya la revolución enarbola la
bandera liberal, Gámez entra de lleno a figurar, ocupando en el gobierno
revolucionario el cargo de Ministro de la guerra.
Podemos decir que
desde 1893 hasta 1908, esté ocupando o no cargo público Gámez es factotum en el
gobierno de Zelaya, éste le confía después del Ministerio de la Guerra, el de
Fomento que ocupa hasta 1896 cuando por prisión de los liberales leoneses
Zelaya se ve obligado a separarse del gabinete, pero al desenmascarar la
conspiración de los metropolitanos, que se tiraron por la vía revolucionaria y
fueron luego derrotados por Zelaya, Gámez recupera su posición y es nombrado en
1897 Presidente del Congreso Nacional.
En 1897 le es de
gran utilidad a Zelaya cuando los conservadores granadinos se alzan en
revolución, e igual sucede cuando los emigrados conservadores invaden el país
por la frontera sur en 1898 apoyados por el Gobierno de Costa Rica.
Al principio del
siglo se separa un poco del gobierno, trasladándose en 1901 a Rivas a ver sus
propiedades rústicas y al enviudar en 1903 se va hacer largo recorrido por
Europa, pero ya en 1906 lo encontramos de nuevo hecho cargo del Ministerio de
Fomento y del Ministerio de Gobernación.
Encontramos en La
Gaceta que el 31 de Diciembre de 1906 el Presidente le nombro Ministro
Exteriores e Instrucción pública, estando en ese cargo tuvo que trabajar
activamente pues en 1907 se dio el conflicto armado entre el Salvador y
Honduras por un lado y Nicaragua por el otro del cual salimos victoriosos en
los campos de batalla, pero parece que mucho de lo allí ganado lo perdió el
Canciller en las negociaciones que se llevaron a cabo en el Puerto de Amapala[i], también
Zelaya quería derrocar de la Presidencia de Honduras al General Fausto Dávila,
para colocar en su lugar el expresidente Terencio
Sierra, pero los salvadoreños quienes habían dicho que le apoyarían lo
abandonaron en la empresa; molesto Zelaya con estos contratiempos los
identificó con su Ministro y ello culminó con la renuncia de Gámez[ii] a los
Ministerios de Relaciones Exteriores e Instrucción Pública, presentada y
aceptada el 18 de mayo de 1908.
A partir de entonces
este par de hombres que para algún bien y para bastante mal del país habían permanecido
unidos durante 15 años, el uno manejado la espada y el otro la pluma, se
separaron definitivamente y fue tal la ruptura que en 1909 cuando se levantaron
contra Zelaya la Revolución de la Costa Atlántica y el lanzamiento interno,
Gámez figuró entre los cabecillas de este último movimiento[iii].
Ya hemos narrado anteriormente la caída del
General Zelaya, a Gámez la suerte no le fue mejor al triunfar la revolución, y
al caer los liberales del poder tuvo que marchar al destierro por muchas
enemistades que había cosechado, regresando a Nicaragua poco antes de su muerte
que acaeció en 1918, cuando tenía 67 años.
II GÁMEZ COMO POLÍTICO
Los blancos son
siempre blancos y los azules, azules fue máxima política de Gámez, quien nunca
entendió de compromisos ni de diálogo
con sus adversarios.
Su temperamento inquieto, nervioso siempre
orientado a la acción, lo llevo a cometer actos bastante extremados durante sus
15 años de influencia política contra los miembros de la oposición,
especialmente contra los conservadores granadinos, quienes le achacaban muchas
de las persecuciones prisiones, multas y torturas que sufrieron[iv].
En nuestra opinión fue mal político puesto
que en vez de limar asperezas con la oposición y tratar de llevar al Dictador
por los cauces de la componenda y de la necesaria participación de los dos
partidos políticos para mantener el equilibrio democrático, se encerró
intransigentemente en sus principios liberales y esta intransigencia endureció
y fortaleció a la oposición, haciéndolo más determinada en su lucha para
derrocar a Zelaya[v].
Según Don Pío Bolaños quien fue Secretario
Privado de la Presidencia del General Zelaya a principios de este siglo, cuando
en 1905 se hablaba de convocar a elecciones libres para Presidente, al terminar
uno de los periodos del General Zelaya, Gámez tuvo la siguiente celebre
expresión: NO SE PUEDE ENTREGAR CON PAPELITOS LO QUE SE CONQUISTO A BALAZOS,
triste filosofía política, que por desgracia universal ha sido, si no enunciada
tan descaradamente al menos practicada de hecho, con resultado siempre
dictatoriales en cuatro continentes del planeta.
III GÁMEZ COMO
DIPLOMÁTICO
Gámez le ayudó
a Zelaya a ganar las guerras y a perder las paces, fue factor importante en las
victorias del General en las contiendas nacionales de 1893,1896,1897,1898 y en
las internacionales de 1894 y 1907, pero cuando se trataba de llegar a la
negociaron de los tratados de paz, de ratificar en las mesas de conferencia las
ventajas propias del vencedor en el campo de batalla fracasaba
inexplicablemente y decimos inexplicablemente
por ser él hombre de indiscutido talento, buen orador y magnifico
escritor.
En 1904 después de la guerra con Honduras de
la cual Nicaragua salió victoriosa en el TRATADO GÁMEZ—BONILLA, le faltó clara
visión para solucionar de una vez por todas el problema de límites de Nicaragua
y Honduras[vi],
dejando abierta la puerta para el asunto en cuestión siguiera otros
cauces: el laudo de Alfonso XII y por
último el fallo del Tribunal Permanente de Justicia Internacional[vii] que
le fueron adversos a Nicaragua.
Cosa similar le sucedió con el Tratado de
Amapala, que como dijimos se celebró después de la victoria de Nicaragua
sobre El Salvador y Honduras en 1907 ya
que en vez de consolidar una paz duradera y una amistad franca con dicho
países, utilizando para ello la posición cimera en que estaba Nicaragua en ese
momento, no supo sacar el mejor provecho, no logró que El Salvador apoyase al
candidato nicaragüense para gobernante de Honduras y así vemos como dos año más
tarde ambos países presentaban su concurso (el de El Salvador fue material) en
pro del derrocamiento del gobierno liberal.
De Costa Rica fue casi expulsado en 1895 por
sus conflictos con la prensa tica; con el único gobernante centroamericano con
el cual tenía buena inteligencia era con el dictador guatemalteco Estrada Cabrera pero ello
reportaba poco provecho a Nicaragua por el antagonismo, rivalidad y divergencia
de ideales de este personaje con Zelaya.
Su mejor actuación diplomática la tuvo con
el escrito que presentó a los gobiernos de Estados Unidos, México y
Centroamérica, cuando la guerra que se nos hizo en 11907, en el cual en forma
brillante exponía el caso de Nicaragua, la injusticia de la agresión y nuestro
derecho a repelerla.
IV GÁMEZ COMO HISTORIADOR
Su “Historia de
Nicaragua” que comprende la historia patria desde los tiempos remotos hasta
1857, es una obra que en el balance de los méritos y deméritos de la actuación
de Gámez en los diversos aspectos ya estudiados, inclina la balanza a su favor,
pues si bien muchos de sus actos perjudicaron a sus contemporáneos, ésta es una
obra que ha sido de beneficio y lo seguirá siendo a generaciones de
nicaragüense para el estudio de nuestra historia hasta la fecha antes
mencionada.
Yo que no tuve la suerte en mis años de
estudiante de tenerla como libro de texto de historia he comprendido al
estudiarla que existe un abismo de diferencia entre los pobres textos en que
nos hacían la historia nacional nuestros educadores españoles o españolizados y
la obra de Gámez sistemática, clara, de hermosa redacción[viii]
aunque como él mismo lo declara en su introducción sin ocultar sus simpatías
“por las avanzadas ideas del liberalismo en todas sus manifestaciones.”
LA NACIÓN
4
DE OCTUBRE DE 1975
[i] Este tipo supuestamente
quería que a la fuerza le quitáramos a los hondureños el territorio en Litigio,
y no fuera objeto de negociaciones.
Pareciera que el autor del artículo no fuera abogado respetuoso del
Derecho Internacional por sus afirmaciones.
Luego fue un individuo que se vio involucrado en una serie de
irregularidades, para no decir estafa a decenas de personas.
[ii] La renuncia de Gámez no fue
debido a lo que indica el autor del artículo, sino como lo da a entender Gámez
en la carta que le dirigiera a Zelaya el día en que renunció a la Presidencia,
y cito: fue porque no correspondió ni al
partido, ni al amigo: al primero, porque al llegar al poder se divorció de
todos los principios liberales que tantas veces y tan formalmente prometió y
bajo cuyo compromiso ascendió; al segundo porque se dejó impresionar del
trabajo de los enemigos interesados en dividirnos, y abrigó celos y se llenó de
mala voluntad para quien sólo tuvo cariño desinteresado para Ud.
[iii] Esto
es una calumnia del autor Máximo Navas, conservador cachureco, y de una leyenda
que quien sabe quién fue el primero que la desarrolló. En la misma carta a Zelaya citada en el
apartado anterior, Gámez le dice a Zelaya, y cito: Le faltó a Ud. en el trance
fatal de
su agonía pública el cariño desinteresado y leal de quien fue su mejor amigo en
todo terreno; pero debo decirle que si me separé, como lo creí de mi deber y
desde muy antes que sospechara su derrumbamiento, jamás, por un sentimiento de
consecuencia amistosa, fui conspirador ni quise escuchar a los revolucionarios,
ni menos pactar alianza, no obstante que muchos de ellos eran mis amigos y
reclamaban mi concurso en nombre de las necesidades de la Patria y del deber de
sus hijos
[iv] Otra calumnia: No hay un solo testimonio escrito en este
sentido, de personas que hayan sido torturadas por instrucciones de Gámez. Aún en el mismo régimen de Zelaya, el autor norteamericano, Charles L. Stansifer,
profesor de la Universidad de Kansas enfatiza en su ponencia al Primer Congreso
de Demografía Histórica, Económica y Social de C. A., celebra do del 19 al 25
de febrero de 1973, en San José, Costa Rica: Los casos de tortura, suicidio, y
asesinato son rarísimos en los años del
regimen de Zelaya. Fin de cita. Y no menciona ninguno.
[v] Realmente
la caída de Zelaya no se debió en primer lugar a los opositores conservadores,
sino a la traición del Comandante en Bluefields Juan José Estrada, en octubre de 1909, con la revuelta financiada por
Thomas Moffat, cónsul de EU, en Bluefields, y especialmente a la nota Knox.
[vi] Como
dijimos anteriormente, era imponer al vencido una decisión, que nunca un nuevo
gobierno iba a aceptar, como lo fue el caso de Zelaya que aceptó, aunque no
impuesto, sino voluntariamente el laudo
del Rey de España, y los sucesivos gobiernos, conservadores y liberales no lo
aceptaron.
[vii] Siendo
abogado e historiador no sabe el verdadero nombre del tribunal: Corte Internacional de Justicia.
[viii] Adán
Vivas, otro cachureco, del que pondremos otro día su escrito sobre Gámez, dice
que era un pésimo redactor.
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